Por Boris Gálvez Llantén
Kinesiólogo, escritor, especialista en chamanismo
Director Instituto Prana Kine (Viña del Mar) /www.pranakine.cl

¿Por qué nos enfermamos?, ¿qué hacemos cuando nos damos cuenta?, ¿con qué finalidad viene la enfermedad al ser humano? Preguntas que para algunos les pueden resultar insustancial, pues sería cosa del mundo externo lo que nos lleva al momento de enfermar. Sin embargo, desde el punto de vista chamánico, la enfermedad, más un pesar en sí mismo, es una de las llaves para la trascendencia personal.
En efecto, la enfermedad nos da la oportunidad de iniciarnos en el camino de la sanación; nos recuerda el médico interno que todos tenemos, la capacidad homeostática innata, ya que nos entrega la posibilidad de sacar las herramientas más profundas para generar los cambios en nuestra vida.
La enfermedad comienza con un llamado hacia lo inconsciente: visiones, sueños, sensaciones y percepciones se van acercando cada vez más hacia el cuerpo físico. Es así como nuestro cerebro toma dicha información y la convierte en realidad.
El diagnóstico viene cuando todas las manifestaciones energéticas y simbólicas no han sido escuchadas por la conciencia. Es así como un nombre médico, muchas veces irreconocible en nuestro ser, nos carga por el resto de nuestras vidas.
El pensamiento, el sentir, el movimiento son el camino para trascender la enfermedad, pues ésta no es nada más que un bloqueo no canalizado en el pasar de nuestra existencia.
De manera que si ampliamos la perspectiva, si logramos visualizarlo y concientizarlo, podremos entrar en su mundo entendiendo los mensajes que han quedado en la inconsciencia y, por ende, manifestándose en nuestro propio cuerpo. Mientras más atención ponemos a nuestro cuerpo interior (soma), más podremos conectarnos con el problema. De esta manera, el cuerpo se transforma en nuestro vehículo de sanación, de vuelo iniciático, de conexión espiritual e iniciática.

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