Por Valeria Solís T.
Directora Mirada Maga Ediciones

*Esta entrevista se realizo en 2020

Juan Manuel Giordano desde diciembre se fue a vivir junto a su esposa e hijos desde Buenos Aires a un pueblo en las cercanías de Rosario, la necesidad imperiosa de estar cerca de la naturaleza no podía silenciarla, pese a lo mucho que viaja y recorre distintos puntos del mundo. Precisamente en estos días, tras la entrevista de Mirada Maga viajaba a Egipto para hacer una conexión energética desde la pirámide de Keops. Pero su hogar hoy está en medio de bosques de pino y con una rutina que incluye ir a dejar a sus hijos al colegio en medio de encuentros y retiros con más de cien personas.
Supe de él hace algunos años cuando me hablaron de un canalizador singular que recibía información de las pléyades, no reparé en ese momento sobre su historia, porque ese cúmulo de estrellas ubicadas en las constelación de Tauro me parecían demasiado alejadas de mi imaginario, pero con el tiempo nuevamente me topaba con su nombre y su trabajo hasta que lo contacté. Me encontré con un hombre llano, lúcido, amable y con una sabiduría que le brota sin aspavientos. Según me dice lo que más le hace sentido para denominarlo, curiosamente más que canalizador desde las estrellas es con el chamanismo, hombre-medicina, hombre-espíritu.
«Una de las voces que se llamaba Tamanae, un día me dijo: Dios se encuentra con Dios, si tienes que rezar, rézale a tu esposa, rézale al árbol, rézale a lo que quieras, pero Dios se debe encontrar consigo mismo, porque está en Todo». Es que el viaje es interior, y yo les digo (en los encuentros masivos) van haber momentos en que van a sentir como si hubieran tomado ayahuasca, tengo ese don de llegar a esos estados de conciencia, te puedes encontrar algo increíble o tal vez algo terrible, no depende de mí, porque mi función es enfrentar a Dios con Dios» –y agrega- «uno trabaja con energía, si lo pensás es un proceso parecido a lo que hace un chamán, que entra en estados alterados de conciencia, trabaja con la energía y se contacta con determinadas fuentes, me refiero a hombres medicina, al curandero, como los brujos de la tribu, como los consejeros. Depende a lo que cada uno apunte. Siempre hay una fuente que tiene más afinidad con vos, y es una fuente que te da determinada información».
Conocimos la dificultades que tuvo de poder seguir este camino que se alejaba de los convencionalismos en los cuales había crecido y armado su familia hasta los alcances de comprender la conciencia de ser seres energía y cómo los estados vibratorios pueden cambiar la realidad.

Juan Manuel, ¿con quién te conectes al canalizar,  depende de tus características personales?
-De tus características y de la fuente, porque no todos se conectan con la misma fuente, es un error garrafal cuando dicen que es la misma fuente, porque son energías distintas. Tiene que ver con lo que ha vivido la persona antes, cuantas vidas ha vivido; tiene que ver con esas frecuencias originarias que lo van acompañando. Pienso que con Adaba por ejemplo, debe ser muy distinto tratarse con una persona que con otra, porque usan una técnica, pero la técnica no te garantiza nada. Yo soy de la idea, medio enchapado a la antigua, que no todos tienen las mismas condiciones para hacer determinadas cosas. No se trata de «quiero estudiar para ser machi», por ejemplo, eso no se puede.

Entiendo que a los 29 años se provoca tu punto de inflexión donde te empiezas a hacer más cargo de las canalizaciones que vivías, ¿de qué venías, Juan?
-Estudié publicidad, marketing y de ahí me fui a administración de empresas. La base de mi trabajo siempre fue en investigación de mercados de empresas de consumo masivo, y después estuve trabajando en el área comercial de industria de medicamentos, pero había una cuestión más mística dentro de Juan Manuel que convivía, a veces, con bastante recelo, porque no convivía con mi realidad cotidiana.

¿Esa parte mística la compartías con tu entorno cercano? ¿Escribías, dibujabas la información?
-No, no comenzó como mediumnidad. Yo tenía 29 años y había entrado a trabajar en una empresa como director de cuentas, venía de trabajar freelance, y me di cuenta que tenía un escritorio, computadora, en un ambiente híper competitivo, no me gustaba, además me acababa de casar, lo cual  implicaba una responsabilidad, y sobre eso dije ¿qué hacemos?. Un día entro a una librería y agarré un libro de runas, justo ayer tomé un libro de runas (risas), busqué a la autora y me recomendó a una persona que ella había formado y fui a hablar con ella. Fue revelador, porque lo que comenzó como una pregunta sobre mi trabajo terminó en que yo tenía que averiguar más cosas…yo le digo que hacía algunas cosas raras…

Pero Juan Manuel, ¿antes tenías esa inquietud por ir más allá de la realidad formal, más allá de lo visible?
-Yo venía de una familia católica, padre militar, una cuestión de cosas que no eran comunes para mi ámbito como meditar como monjes budistas, aprendí acupuntura y la entendí rápido, después sexualidad tántrica, o muchas cosas que yo decía ¿por qué hago estas cosas?,  además busco, aprendo ¡y lo entiendo de inmediato!, era como manejar energías, como recordar… Y esta persona de las runas me dice: «vos venís a enseñar, averigua de los índigos» y me dijo en ese minuto: es tu primer vida en esto, y ayer justo estuve con la autora que me dice es tu última vida, eres un alma revieja, y sos un chamán nato.

¿Te quiso decir vidas en distintas partes?
-Yo soy de la idea, según mi experiencia, que el que tiene esta conexión la tendrá a lo largo de todas las existencias que vaya a tener. Las va cultivando, se va formando, aprende y tiene que evolucionar mucho como sujeto. Creo que es importante saber que alguien que tiene conexión no implica ser evolucionado ¡para nada!. Puede ser un descarriado y tener una capacidad de visión, pero no lo vuelve evolucionado. Un médium conocido de Estados Unidos decía que la mayoría de los médium suelen ser videntes y no todos los videntes tienen la capacidad de mediumnidad. La mediumnidad es el mismo concepto de canalizar, que es percibir una información.

Contabas en una entrevista que tus primeras experiencias de mediumnidad tomaban tu cuerpo…
-Partí de la lógica de que quien tiene esa capacidad, la tiene que dejar salir, las primeras percepciones más fuertes eran como sentir una voz interior, quizá fui yo mismo, y me dije: dejá salir esto o te vas a enfermar, no lo reprimas. Entonces entendí, porque, en general, en distintos países y retiros que he hecho me he encontrado con sanadoras muy enfermas porque dejaron de conectarse y permitir que esa conexión existiera, por una cuestión social.
El don es una energía muy fuerte que está ingresando ¡todo el tiempo! Si no la sacás te podés enfermar, porque esa persona está hecha para que ese conducto pase.

¿Tuviste experiencias de enfermedad, algunos síntomas?
-No, no, pero lo que sí ocurrió es que me llevó mucho tiempo (asumirlo), por lo menos unos 7 años. Fue muy conflictivo para mí, yo iba a sicólogos transpersonales, junguianos y no me servían de nada. En 2012 fue mi quiebre laboral, me despidieron y me pagaron todo. Una voz me dijo, “ya te sacamos el trabajo, ¿querés que te saquemos otra cosa o te vas a dedicar a esto?» (risas). «Juan es por acá, para esto viniste y aquí te quedás”.

Pero durante esos 7 años ¿cómo lo hacías trabajabas de lunes a viernes y te dabas unas horas para las canalizaciones?
-Esos 7 años fueron años de mucho descubrimiento, pasaba los fines de semana haciendo sesiones, venían unas 20 ó 30 personas. Yo les decía que se recostaran y yo hablaba, hablaba…en lenguas (al final de este texto se muestra un video con las lenguas que canaliza), después empecé a enseñar métodos. Uno de ellos se llama Tameana, ese método no lo enseñé más, pero empezaron a llegar personas de España, de otros lados para aprender.

¿Partiste con Human vortex y después Tameana?
-Sí. Le puse ese nombre human vortex en inglés, porque en ese minuto no me animaba a decirlo en español, era como poner un filtro, una distancia, así no decía que yo era una canal y no quedaba tan expuesto, me disfrazaba cada tanto (risas), pero no me lo pude sacar más.

¿Cómo entendemos Human vortex?
-Human vortex no es una técnica como cree mucha gente, sino que es una experiencia de ese canal al que vas. Si vas a otro que se llame igual es otra experiencia con ese canal. La gente viene a tomar conciencia de «cómo busco eso que sentí interiormente poder manifestarlo», de sacarlo para afuera. Luego mostré una estructura donde yo no tocaba a la gente, todo era desde el sonido, yo entraba en ese estado y empezaba a hablar y sentía que era seiscientas veces más fuerte, hasta que un día en una meditación, me dijeron que sí los podía tocar. Los toqué y las personas empezaron a caer y caer y caer. Después empecé a mezclar, a veces toco, a veces se acuestan y hablo y hablo.

¿Qué pasa contigo en ese momento, intencionas una sanación?
-No intenciono nada, yo entro en un estado con seres que están por ahí…, yo retiro la mente y dejo que la energía pase, yo estoy en mi mundo, me expando, camino.

Pero es muy impresionante como expandes tu aura en sesiones con tantas personas…
-Es como un entrenamiento, el cuerpo se va preparando con cada sesión. No es que maneje una dieta especial, podría ser un poco más vegetariano, a veces como carne porque sostengo energía; medito, porque me sirve para poder estar más concentrado en lo que estoy haciendo, hago meditación zen, de estar en silencio, nada raro. A veces puede que después de un retiro sienta algo raro y me hago baños de hierbas con ruda, romero, bien de curandero.

¿Tu vida es muy cotidiana?
-Mi vida es bastante ordinaria, llevo a mis hijos al colegio. Mis ritmos de sesiones suelen ser fines de semana con una sesión donde vienen 100 personas. En diciembre me mudé al interior de Argentina, cerca de Rosario, una zona de naturaleza, de bosques de pino. Para mi salir de Buenos Aires fue como un respiro energético. Le doy mucha importancia a esas necesidades imperiosas. Hago sesiones cerca de donde vivo, o en Córdoba o en las grandes ciudades, porque a la gente le cuesta menos llegar. Me está llegando mucha gente por temas de sanación, enfermedades.

¿Y haces Tameana?
-No, Tameana tiene un protocolo, es muy factible que no lo enseñe más. Ahora termino mis últimos compromisos que tengo, pero desde el año pasado sentí que no más. En general, trato de que las cosas sean así, hacerle caso a la necesidad que tenga como si fuera una experiencia creativa. Se trata de la experiencia de que estés ahí. Yo doy la experiencia de energía y me concentro en mi experiencia, en mi estado alterado de conciencia, salvo que a veces digo: veo esto y esto y esto y les recomiendo que vayan a un sicólogo u otro médico.

¿Cómo haces la transición para decir yo soy un sanador, un canalizador?
-Es que no me quedó otra, cuando se terminó mi último trabajo entré en una crisis y viene la voz que me dice «ya te sacamos el trabajo, dedícate a esto», pero yo seguí buscando trabajo por año y medio hasta que una amiga de mi señora me dijo un día porque no vienes hasta acá, un pueblo, y das consultas y te dedicas a eso. Lo hice y se llenó. Todo el tiempo que tardó (que demoró en hacerse sanador por completo) fue sólo mi resistencia. En ese instante en que yo me abrí, me llamó una persona que trabajaba en una radio argentina, de las más conocidas a nivel holístico, y me invitó a hacer una entrevista, después me pidió si podía hacer una canalización en vivo, me empecé a llamar gente de todos lados. de Colombia por ejemplo me llamó una chica me dijo tengo que ir a verte, yo le dije que era una locura, y se organizó una actividad en Colombia con unas cien personas. Tenía que estar dos días ahí y yo pensaba cómo entretengo a estas personas ¡durante dos días! Era una locura, pero me presenté y me dijeron las voces: olvídate, nosotros vamos a hablar y se inició una meditación donde la gente no se movía. Durante esos dos días todo lo guiaron. Después me invitaron de España, después de México, de Bolivia, cuando me di cuenta ya estaba en el baile.

¿Después de esa gran experiencia en Colombia cómo los llamas, guías, maestros?
-Seres les digo yo, los bichos (risas). Esa cuestión del maestro nooo…, a veces cuando los ves dices: pero son muy extraños, ¡estos son extraterrestres!

¿Los ves?
-Por suerte tengo el don de no ver (risas). Siento que están acá, siento que están al lado mío, les pregunto, es como una conversación como la que estamos haciendo ahora. Siento la energía. A veces he tenido visiones con chamanes navajos y me explicaban cosas, los usaba como consejeros, después con chamanes siberianos, o de Alaska, siempre hombres medicina, pero la mayor parte son extraterrestres, muchas en Egipto también, en la Atlántida y Lemuria. Son visiones muy fuertes.

¿Cuándo te refieres a eso, estás canalizando y sientes que la información viene de esos espacios?
-No es que venga, tú estás fuera del espacio y tiempo, puedes estar con la persona ahí, pero al mismo tiempo te ves que estás rodeado de columnas de Egipto, yo me veo metido ahí. Todo ocurre al mismo tiempo, estás en un estado con todos esos que puedes ser vos o puedes estar con esos seres que ves.

Cúmulo de estrellas conocida como las pléyades ubicadas en la constelación de Tauro.

Juan Manuel, cuando te llega información de las pléyades, ¿sabías de su existencia?
-No, no tenía la menor idea. Un día me aparece un libro por internet y yo digo ¿qué es esto?, dije esta mujer (la autora) qué se fuma, y cada vez me llegaba más información, más información de esto. En una librería me llevo un libro que no tenía idea de qué era, se llamaba la danza de algo, de los cherokees. Y estoy cruzando una avenida grande de Buenos Aires y algo me dice: «este libro termina de cerrar el círculo para que vos termines de entenderlo».
En mi casa empiezo a leer el libro y una mujer de ancestros cherokee dice: los abuelos de mis abuelos de mis abuelos decían que venimos de las 7 cabritas, que son las pléyades. Y empieza a hablar de cuatro tribus que se separaron, que unos se llevaron el conocimiento, otros la tecnología, otros la sabiduría, pero todos los abuelos esperaban que las tribus volverían a encontrarse. Y ella hablaba que los antiguos cherokee trabajaban con piedras que era un resabio de lo que fue la pérdida de la Atlántida; trabajamos con las piedras porque ese conocimiento también viene de las estrellas. Ahí entendí porque yo trabajaba con las piedras y le empecé a enseñar a la gente Tameana. La gente me decía que yo lo canalizaba, pero es un error, yo lo recuerdo, porque yo decía: si las piedras las ponés así, así y así logras eso.

Tameana

Qué año fue lo de compartir lo de Tameana
-Tengo 46 años y fue cuando nació mi hijo que hoy tiene 13, ahí vino la información de Tameana y lo empecé a enseñar hace 11 años, con un periodo de seis en que no enseñé, y ya no quiero enseñarlo más. La que más empezó a enseñar fue una maestra mía de reiki a quien le enseñé y me apoyó a seguir adelante. Fue muy loco cómo la gente se enteró y la gente venía por estas canalizaciones de símbolos que yo hacía.

¿Cómo canalizaste los símbolos, armaste un alfabeto?
-Cerrando los ojos veo los dibujos, lo puedo ver dibujado en la arena, en una puerta; luego pregunto cómo se llaman, me dan el nombre y qué significan. Al principio eran muy filosóficos; al principio me daba más información Tamanae, era como «esto es para reencontrar la alegría del recuerdo del alma del viaje que hace». Nunca sentí eso claro (de esto sirve para tal cosa) no, era una explicación, o me decían haz tal cosa y yo la hacia y se desinflamaba el cuerpo por ejemplo.

No te da nervios que si lo dejas de enseñar, vengan otras personas y distorsionen Tameana
-Ya está pasando…, pero los símbolos son símbolos y funcionan, son inviolables. Tú enseñas la técnica, no dices para qué sirve. Descubrí que hubo gente que le metió una cosa ritual y claro ¡un desastre! Pero yo aprendí, me lo enseñaron: «vos deja esto, suéltalo y déjalo para la humanidad». Es aprender un mega desapego. En el fondo es: vos te desprendes de la lógica de esos terapeutas que toman una técnica y la registran y todo. Hubo gente que intentó registrarla en otros países. Hoy se da en México, Estados Unidos, Suiza, Francia, Italia, Australia, en algunos países que en mi vida yo he ido, hay incluso personas que lo filmaron y lo venden en forma online, he visto de todo. Pero si me preocupo es porque mi ego me doblegó. Aprendí que esto va más allá de Juan y no depende de Juan. Vos sos un hombre medicina, un hombre espíritu, como me decían los pleyadianos. Entonces dejo una enseñanza y obviamente lo que entendimos no son las palabras originarias, yo doy un protocolo, pero fuera de eso, el ser humano tiene la libertad de hacer lo que (le plazca), y como todo, todo puede pasar.

Con tu experiencia, qué es lo que encuentras que es más urgente sanar en las personas, de esas cosas que tú dices ¡ya basta! si seguimos pegados, esto va explotar (risas)
-Creo que el punto crítico que he visto en la gente es que hay una cuestión de “querer ser”, querer ser alguien, lo he visto hasta en gente que quiere copiar a otros, y uno dice: lo que están buscando es reconocimiento, viven mirando hacia afuera, pero el punto clave, el eje, está adentro.
Para mí el problema serio es que todo en nuestra vida, en nuestras religiones nos llevó a que el resultado estaba afuera, y no hubo algo que te impulsara para que te encuentres adentro. Yo encontré, no digo que encontré mi camino, porque hay muchas cosas que estoy perdido aún, pero si encontré algo fue mirando hacia adentro ¡y no hacia afuera! Creo que hay que armar formas, con Tameana como técnica te hace meterte para adentro, con las sesiones que realizo te lleva hacia adentro, tenés que dar una experiencia que te va a llevar hacia adentro, dar algunas pistas para que se mantenga lo más neutral para aprender a trabajar con él dentro de él. Y si no lo logra entiendo que la conciencia no está en capacidad para eso y listo, yo hice el intento, esa conciencia no está preparada, es así y tengo que seguir mi camino.

En una de las entrevistas hablabas de las diferencias entre occidente y oriente de que por un lado esta la fuerza tecnológica y el por el otro la espiritual, pero medio debilitada.
-Si tuviera que analizar cuál es el problema de esta época es que hay una crisis, literalmente, espiritual, es la conexión con el alma. Es tan fuerte esta fantasía de vivir mirando hacia afuera, que crece el estímulo. Y lamentablemente el oriente de hoy no tiene nada que ver con el de cinco mil años atrás, porque también está afectado por la vorágine de cosas superfluas y está perdiendo ese don que tenía. Y llegar a ese crecimiento con una revolución tecnológica sin una pata de la mesa, que es el que alimenta su alma, es un arma de doble filo.

Pero también está la paradoja de que hoy más que nunca hay acceso a nuevas informaciones del mundo espiritual o del mundo invisible que hace 20 años atrás no existía
-Hay un tema vibracional de la Tierra que permite esas condiciones, que el alma empiece a despertar de manera mucho más fuerte. Pero al ritmo que va la gente versus el crecimiento tecnológico. Hoy puede haber un cambio de paradigma en diez minutos y antes eso mismo ocurría en 200 años; el problema es la velocidad en la que nos estamos moviendo. Creo que los cambios se van a dar, ahora la pregunta es cómo y qué va a dejar ese proceso de cambio. No soy fatalista, pero casi, porque los cambios que vendrán no en mucho tiempo van a ser bastante caóticos. Antes tenias un mundo en el que vivían 10 millones de personas, hoy viven mil millones de personas y  esas son conciencias vibrando…

Que pueden estar vibrando mal…
-vibrando cualquier cosa…

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