Por Sergio Ureta
Escritor científico -Médico ginecólogo 

En la Tierra hay vida, pero no es lo normal en este Universo. Este planeta, al margen de albergar un sinnúmero de entes vivos, es además inmensamente pequeño respecto de otros, incluso en relación con nuestro mismo sistema solar, la Tierra sería como un verdadero puntito dibujado en el Sol, dos elementos que lo volverían extraño…
Existen millones de galaxias, cada cual con billones de estrellas, cifra que nos hace presumir un número inconmensurable de planetas y aun así, no se tiene conocimiento de otro que tenga vida, pero por supuesto que es igualmente extraño ser el único.
Por su parte, los ufólogos no tienen dudas, más bien lo dan por hecho de acuerdo con sus propias evidencias, las cuales no dejan de ser cuestionadas por astrónomos que aseguran no tener certeza de aquello.
Veamos, a este sistema solar se le calculan 4.500 millones de años (m. a.) desde su creación. El Big Bang se calcula que se originó hace 13.700 m. a., por tanto, este sistema solar es reciente y le queda un tiempo semejante de vida. Sin embargo, no es tan probable que la Tierra pueda sobrevivir los 4.500 m. a. restantes, porque está propensa a sufrir catástrofes, tanto extrínsecas como intrínsecas.
Me refiero a extrínsecas a aquellas que provienen desde fuera de la Tierra como asteroides, que los hay por miles y de diversos tamaños circulando por el espacio; por tanto la probabilidad de que uno de grandes dimensiones , de algunos kilómetros, pudiera impactar a la Tierra resultaría factible y provocaría la extinción de gran número de seres vivos.
Sin embargo, por fortuna, la Tierra cuenta con un gran escudo que no todos los planetas poseen: su campo electromagnético, el cual  evita atraer “cuerpos extraños”, los que requieren de condiciones muy especiales para franquearlo, por lo tanto se vuelve un escenario de baja probabilidad.
Curiosamente, los demás planetas no cuentan con esta protección, en Marte, por ejemplo se aprecian marcas de aquellos y Júpiter, por su inmensa gravedad, es la gran “aspiradora” de asteroides de este sistema solar.
Se supone que hace 65 millones de años impactó uno inmenso, del tamaño del Golfo de México, que habría provocado que se extinguieran los dinosaurios (según su evolución biológica, habrían sido los mejores adaptados al planeta), pero ese hecho fue la oportunidad para que los mamíferos hicieran su aparición. De inmediato uno se pregunta entonces: ¿Qué hubiera sucedido si no se hubiesen extinguido los dinosaurios?, ¿qué sucedería si se repitiera una catástrofe similar?, ¿al desaparecer los humanos ocurriría otra evolución?
Otra escenario probable podría ser un cataclismo solar, como que un gran asteroide choque con la Luna, Marte u otro, y cuyo tamaño sea tan grande que lo saque de su órbita, lo que provocaría una debacle de todo el sistema solar al alterar el equilibrio orbital, con insospechadas consecuencias en la Tierra.
Y otro escenario de origen extrínseco serían los posibles seres extraterrestres, como aseveran los ufólogos, los que tendrían que ser mucho más avanzados en tecnología para llegar de tan lejanos lugares, lo bueno al parecer, es que no tendrían intención de invadirnos.
Las otras catástrofes posibles son intrínsecas, concernientes al propio planeta, éstas se pueden dividir en dos tipos, las generadas por el hombre y las geológicas. Entre las primeras destaca la sobrepoblación humana, que es cada vez más crítica, porque estaría provocando una grave alteración de los ecosistemas, apreciándose gran destrucción de la naturaleza. Son miles las especies desaparecidas solo en los últimos 500 años, y esta velocidad de extinción continúa aumentando a razón de mil a 10 mil veces más que la tasa natural, por causa humana. Si a esto se suma la grave alteración que el hombre ha provocado en los ciclos naturales del agua, el oxígeno, el nitrógeno, etc., y los diversos desechos humanos o el calentamiento global, provocado por la utilización de tecnologías que liberan mucho gas y provocan el efecto invernadero ( éste a su vez destruye la capa de ozono) y sin descartar una eventual guerra nuclear, nos damos cuenta que los efectos humanos son variados y graves.
Y las inherentes al planeta, o geológicas, está el desplazamiento de la placa oceánica en contra de la placa continental, la que de cuando en cuando nos provoca los terremotos. Uno de gran magnitud podría desestabilizar el planeta.
Seguramente muchos nos hemos preguntado ¿para qué sirve el resto del Universo si solo se ha dado la vida en este pequeño espacio?  Lo concreto es que esta Tierra es nuestra madre, con todos sus defectos y virtudes, que deberíamos querer. Somos parte de ella, conformados con sus mismos átomos, sin embargo, por lo vivido, pareciera que la mayoría de nosotros poco podemos aportar para su debido cuidado, porque los grandes grupos de poder tanto políticos, económicos, como sociales (que son los menos) han procurado dañarla para obtener beneficios personales (en pro de la civilización).
El planeta que dejaremos a nuestros nietos va en escalada exponencial a constituir uno semejante al resto del Universo, los sin vida aparente, circunstancia que me preocupa y me siento impotente de remediar, sin embargo agradezco la posibilidad de esta vitrina para descargar mi desazón y acoplarme a otros tantos que luchan a diario por evitarlo.

*Extraído del libro del mismo autor: “El ser humano, una secuela del Big Bang”

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