Por Boris Gálvez Llantén
Kinesiólogo, escritor y especialista en chamanismo
Director del Centro Prana Kine, Viña del Mar

Para el médico chamán la enfermedad se provoca por energías alteradas o “negativas” dentro del cuerpo de una persona. Así, para los maestros que dominan las plantas maestras, existen 2 clases de enfermedades:
-La persona que está amenazada, o por el dominio de un brujo (hechizos, brujerías, envidias, celos, etc.).
– La persona que está dominada por energías invisibles alteradas, lo cual genera desconexión del alma o espíritu (traumas físico-mentales-emocionales, alteración en la alimentación, estrés, etc.)
En el primer caso, el chamán debe combatir con la energía de su “contrincante” (brujo – yoshin) y de esta manera debe devolver la vibración que ha depositado el brujo en su paciente, lo que conlleva a la liberación espiritual de la persona. En el segundo tipo de enfermedades, que muchos considerarán más comunes, el chamán trae el alma que se encuentra pérdida o directamente limpia sus energías invisibles alteradas recuperando la salud físico-espiritual de la persona.
El chamán conoce las enfermedades más comunes de su comunidad, entre las cuales encontramos: fiebre, diarrea, distención abdominal, personas aireadas y miedos, etc. No obstante, al llegar una persona ajena a la comunidad o extranjera es para él mucho más complejo el tratamiento, ya que las patologías son muy distintas y ambiguas. Pero al mismo tiempo, estos casos son un desafío, porque implica un aprendizaje para liberar a la persona de su patología, ya que al tener una energía desconocida impulsa al médico-chamán a ser más específico en su diagnóstico y el respectivo tratamiento. Es por esto que  los antiguos chamanes, sólo se encargaban de los problemas de su comunidad y no hacían tratamientos para personas ajenas.
Una de las enfermedades graves y complejas que con que deben lidiar los médicos indígenas chamanes es lo que llaman la “locura”. Este término lo ocupan cuando un paciente es muy disperso mentalmente, contiene muchas ideas erróneas sobre la vida o está próximo a una neurosis. Dicho paciente es muy dificultoso, ya que debe entrar más profundo en la medicina y buscar las plantas precisas para su tratamiento.

Por otro lado, un tema de mucho interés es el posible dominio o “posesiones” de otros brujos o personas con “intenciones negativas” hacia los pacientes. Para esto, el médico debe encontrar en su “mareación” (al tomar ayahuasca), al brujo que está provocando dicha energía negativa y devolverla hacia su espíritu “mal intencionado”. Debe traer y limpiar el alma del paciente, luchando con el otro chamán para eliminar la enfermedad. Muchas veces debe sacar los “virotes” (dardos mágicos) los cuales están enterrados en el cuerpo “energético” de la persona. De esta manera, realiza succiones o “chupadas” en la zona corporal donde se encuentran.
Otro elementos trascendente en el rol del médico chamán es su conexión con el “otro mundo” con el objeto de traer de vuelta a su paciente. Si lo pensamos, con nuestra mente occidental, dicho concepto nos resulta absurdo y fantasioso. No obstante, la realidad y trascendencia del relato de los brujos, y la experiencia, hacen que sea más que un mero cuento o mito, pues el chamán complementa y junta los dos mundos (real-físico y dimensional-espiritual) para que las personas puedan vivir en paz y saludables.

 

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