Por Sergio Ureta
Escritor científico – médico ginecólogo

El ser humano, desde que se hizo inteligente (definido como la capacidad de establecer conceptos abstractos), es diferente al resto de la fauna que nace, vive y muere sin mayores cuestionamientos, según sus instintos. Al aparecer este nuevo Homo Sapiens, necesitó explicación de su existencia y de su entorno y para ello investigó el comportamiento de la naturaleza y qué relación tendría con los astros que se desplazaban en el cielo. Recordemos que no existía luz ni la contaminación atmosférica, por tanto, la noche debió ser una maravillosa pantalla en lento movimiento, cuya información se fue trasmitiendo en el tiempo por vía oral hasta que los Sumerios lo comenzaron a graficar. Por esta razón, se comprende a la astrología como un conocimiento inherente a la inteligencia humana.
La historia describe a un personaje egipcio (de origen confuso) al cual se le atribuían condiciones especiales de sabiduría, se llamaba Hermes Trismegisto y habría concentrado toda la información sobre la influencia de los astros en la Tierra, además de otros conocimientos metafísicos como la alquimia, todo lo cual lo habría transmitido a iniciados, que a su vez, crearon “escuelas herméticas”, derivadas de su nombre para su enseñanza.
El estudio de los astros y la influencia en los humanos, es tan apasionante como estudiar la teoría cuántica, por supuesto que soslayando sus grandes diferencias, ambas requieren de una intuición distinta a la aprendida. Es la razón por la que se cataloga de esotérica, es decir, sólo asequible a unos pocos.
Lo cierto es que quienes la han desacreditado es porque la desconocen y quienes acceden a su comprensión resulta muy atractiva de estudiar por su evidente corroboración. Niel Bohr, Nobel de Física en 1922 señaló en su momento que “los que no se sorprenden o entusiasman cuando se topan con la Teoría cuántica por primera vez, simplemente es porque no la entendieron”. Algo similar me atrevo a asegurar respecto del estudio formal de la astrología.
En un artículo anterior expliqué lo que ocurrió con su evolución, sin embargo, la astrología es un conocimiento evidenciable, por tanto debería tener una explicación científica, y es en lo que he trabajado afanosamente en esta búsqueda; la investigación que he desarrollado en mi texto “La astrología: Una verdad basada en la evidencia”, se puede distinguir de modo más profundo.
Desde comienzos del siglo XX se vienen desplegando dos ciencias derivadas de la Física clásica, las cuales se desprendieron de esta última por compartir leyes que no tienen explicación en ella, me refiero a la Teoría Cuántica y la de la Relatividad, y en ambas la astrología podría tener coherencia.
Ambas coinciden en la existencia de cuatro fuerzas o interacciones que rigen todo el Universo y, por ende, ¡todo lo existente en la Tierra!, éstas son: la interacción electromagnética que controla todo lo que tiene carga eléctrica (es decir, todos los átomos); la interacción nuclear fuerte, que permite tener juntos a los protones de carga positiva unidos en el núcleo (normalmente se repelen); la interacción nuclear débil, que permite los cambios de un átomo en otro; y la interacción gravitacional, la cual controla todo lo que tiene masa. Por supuesto que esto mencionado es una explicación en extremo simplificada.
El ser humano también está sometido a estas cuatro interacciones, sin embargo, un bebé mientras se encuentra en el vientre de la madre, está interaccionando sólo con las tres primeras, no así con la gravitacional, que sólo se está ejerciendo sobre su madre. ¿Y cuándo entra en contacto con la gravedad? Por supuesto… en el instante de nacer.
Una vez salido del útero, el ser humano toma contacto directamente con el resto del Universo en general, y los planetas en particular, a través de las ondas gravitacionales que lo impactan y lo envuelven, impregnándolo de esta interacción, que le generará una influencia que se sumará a otras como la genética y la socio-ambiental, la cual estará recibiendo durante la vida del nativo. Influencias que determinarán en éste, “un individuo”, como dice la palabra: único y distinto.

Carta Natal
Científicamente la carta astral natal correspondería a la influencia de la interacción gravitacional en el instante de nacer; influencia que mantendremos durante toda la vida, y que de ninguna manera es determinista, pues nuestra inteligencia podrá modificarla a su libre albedrío.
Ahora bien, ante la pregunta: ¿cómo se explica científicamente esta influencia astral en el ser humano si los planetas se encuentran a millones de kilómetros?
Por fortuna la Teoría Cuántica nos da luces al describir el fenómeno del «entrelazamiento cuántico», que es la propiedad producida entre dos partículas, que se crearon de un mismo origen, y que permanecen entrelazadas aunque se encuentren a millones de kilómetros de distancia. Algo similar se explicaría en la astrología, al reconocer que todas las partículas que conforman los planetas y al ser humano tendrían el mismo origen: una supernova que surgió hace 4.500 millones de años.
Por cierto que la información descrita es en extremo sucinta y de compleja comprensión, sin embargo espero que lo descrito permita cautivar a algún científico a interesarse por conocer este maravilloso conocimiento que nos ayudaría,entre otras cosas, a ser mejores personas.

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