Por Valeria Solís T.
Directora Mirada Maga

En Chile, hay un lugar común muy difundido cuando se quiere denotar resignación «así es la vida», eso claramente conlleva una suerte de inmovilidad, donde tuviéramos la fantasía que un bloque impidiera movernos, entonces, para qué hacer un esfuerzo siquiera. Con esta carga detrás recibí este libro escrito por la sicóloga, consultora y comunicadora chilena Marcela Lechuga, pero claro, sabía que me podría hacer mirar hacia otra vereda con su planteamiento. Ocurrió algo así, aunque con algunos baches.
No encontramos con un libro correcto, claro en su planteamiento, clarificador de comportamientos humanos y algunas profundidas interesantes de rescatar. Es un libro dirigido a personas que recién están viendo la vida como algo más allá que lo evidente, es una invitación a ahondar en el sentido de estar vivos para aquellos que se sienten castigados, atrapados, adoloridos y sin respuestas evidentes. En este sentido, la experiencia de la autora como una profesional comprometida, empática y entregada en espacios de salud generalmente esquivos para muchos profesionales de la salud como los de la salud geriátrica, de enfermedades crónicas o terminales, le permiten compartir, comunicar su aprendizaje personal y ayudar a despertar la sensibilidad de un lector poco reflexivo y quizá resignado con las experiencias complejas que lo han herido.
Así, la autora nos hace un recorrido de visiones, primero poder comprender que es la forma en que enfrentamos lo que vivimos lo que nos marca la experiencia y no precisamente lo que vivimos, es decir, frente a una herida, obstáculo, «fracaso» o rechazo podemos tomarlo como víctima o como protagonista activo, si es de esta última forma es muy probable que esas experiencias se asimilen como desafío, un movilizador, un impulsor que nos permita avanzar un paso con sentido, cerrando con una mirada sobre lo trascendente donde encontramos luces más profundas y sabias que dan ganas de seguir masticando.
Para un lector avezado puede resultar agotadora la lluvia de citas de poetas, músicos, intelectuales, místicos que se despliegan a lo largo del texto para darle dinamismo y creatividad al libro; para un lector temporal puede ayudarlo a hacer pausas, pausas dinámicas. «Así es la vida…una invitación a encontrarnos» Marcela Lechuga. Sello Aguilar. 219 páginas.

Imaginemos una fogata en medio de una casa de campo, donde no falta nada más que el  minuto en que el protagonista cuente una historia, la suya, desde la genuina honestidad, con los recuerdos que se cruzan, porque la vida es sin cronología, y avanzamos y retrocedemos en el tiempo de acuerdo con lo que fuimos aprendiendo. Imaginemos que en torno de esa fogata a ratos sentimos escalofríos y susto y nos da por mirar hacia atrás en la oscuridad por si hubiera «algo» desconocido que resulte una amenaza, pero luego seguimos escuchando la historia. Imaginemos que solo a veces tenemos la oportunidad de ser testigo de la intensidad, de la búsqueda de una persona que se permitió ahondar y ahondar en las profundidades propias, de infinitos niveles, buscando inicialmente lograr una cierta claridad álmica, iluminación, que lo llevó a relacionarse con varios maestros de  la existencia, maestros que fueron tan buscadores como esta persona. Imaginemos que estamos frente al privilegio de ser testigos de la generosidad de que nos cuenten la verdadera historia. Así recibo este libro de memorias del siquiatra chileno Claudio Naranjo, como un privilegio que me permite hilar, comprender, reflexionar, humanizar. Sus amistades y relaciones de aprendizaje con personas como Fritz Perls (Gestalt), Franz Hoffmann, Oscar Ichazo (grupo Arica), Carlos Castaneda (Las enseñanzas de don Juan) y la conmovedora relación con el escultor y místico Tótila Albert es parte de lo que el lector puede encontrar y así comprender mejor aún los movimientos de conciencia que se han generado en la cultura occidental. Asimismo ayudan a visualizar cómo se gestaron esas interrogantes, experimentos (LSD, por ejemplo), filosofías, terapias complementarias de lo que alguien denominó, comercialmente claro, la New age.
Para quienes se interesen en comprender más y mejor las búsquedas del ser consciente desde un paradigma y no de otro, es un libro necesario; para el lector que le gusta desmitificar nombres es un libro de tolerancia; para el lector que necesite inspirarse con los pies en la Tierra, es un libro para revisar cada tanto tiempo, tenerlo cerca. Para el lector que no conoce a Naranjo es un texto que lo impulsará a seguir buscando, seguir leyendo, ir por más. Es la gracia de un maestro, jamás te dejará sentada en el mismo lugar.
«Ascenso y descenso de la montaña sagrada. Memorias. Claudio Naranjo Cohen. Sello Vergara. 802 páginas.

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