Daniel Plaza
Kinesiólogo integrativo
Especializado en Nutrición Integrativa & Salud Natural
Co-Director Instituto Prana Kine
www.pranakine.cl

Este último año, la palabra resiliencia se ha vuelto cada vez más frecuente entre el vocablo científico y social. Su origen viene de una castellanización de la palabra “resilio” que quiere decir rebotar, o volver atrás, la cual originalmente se usaba en la termodinámica.
Las ciencias biológicas la definen como “la capacidad de un ecosistema o de un organismo para regresar a la estabilidad al sufrir una alteración”
Como sociedad hemos vivido en estado de inestabilidad emocional por un tiempo superior al que cualquier sistema vivo pueda tolerar con normalidad. ¿Qué puede ocurrir en estos casos? La ansiedad, el miedo, el nerviosismo, la frustración y la rabia se apoderan de nuestra fisiología, y esto mismo puede conllevar muchas veces a descuidar la propia salud. Bajo estados de ansiedad muchas veces se puede comer en exceso, y bajo estados de nerviosismo se ha demostrado que disminuye considerablemente la capacidad de digerir correctamente los alimentos.
Las emociones de miedo, rabia e intolerancia se traducen en una actividad elevada del sistema nervioso simpático (nuestro sistema de defensa, lucha y sobrevivencia). Entrar en esos estados, genera un reflejo involuntario mediado por el sistema nervioso simpático, que busca privilegiar la irrigación sanguínea de músculos (por si hay que correr o luchar) en vez de la irrigación al sistema digestivo en sí.
Si no hay la suficiente sangre a nivel digestivo, la gran parte de los nutrientes no tendrán donde ser depositados. La capacidad de absorción de nutrientes se ve mermada por la falta de sangre que colecta estos nutrientes y, a su vez, la microbiota intestinal puede sufrir consecuencias debido a que en estados “de lucha fisiológica” al cuerpo prácticamente no le da hambre. Pueden pasar inadvertidas las horas de ayuno, y mientras el sistema en estado de alerta sigue consumiendo glucosa disponible a nivel sanguíneo, al primer relajo del día, aparece el “bajón” por comer (muchas veces lo que sea) con el objetivo de reponer la glucosa que se gastó estando en estado de alerta.
Esta misma situación, día tras día, termina alterando la composición de la microbiota intestinal, la cual dentro de sus funciones, tiene la de producir serotonina y melatonina, ambas hormonas indispensables para la estabilidad emocional, el descanso, la relajación sistémica, y la resiliencia emocional.

¿Qué podemos hacer al respecto? Te dejo tres recomendaciones para que el estallido social no te pase la cuenta a nivel fisiológico y puedas seguir siendo tú, mientras juntos avanzamos hacia un cambio social.

  • Incorpora alimentos fermentados, Chucrut natural, Kombucha, Kefir de leche o agua, Tempeh, Miso de buena calidad u otro fermentado vegetal. Una porción al día es suficiente para ayudar a que nuestra microbiota comience a repuntar.
  • Consume algún probiótico. Si eres adulto, te recomiendo que cuando leas la etiqueta del producto éste tenga la potencia x109 en su descripción. Una dosis al día alejada de las comidas te va a ayudar a mejorar tu salud interna.
  • Privilegia la alimentación sobre la base de vegetales ricos en fibra, ya que este es el principal alimento de las bacterias intestinales, además de entregarnos energía y nutrientes esenciales que suelen tener características antiinflamatorias e inmunomoduladoras.

Si te das cuenta, la capacidad que tiene nuestro cuerpo para regresar a la estabilidad después de sufrir tal alteración (multifactorial) está en nuestras manos. El desborde emocional cada vez estará más a flor de piel si no hacemos algo por nosotros mismos. La pregunta final siempre será ¿por donde partirás tú?

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