Por Valeria Solís T.
Periodista, escritora, terapeuta Adaba
Directora Mirada Maga

La lluvia, el río, la respiración de los volcanes, la reacción vocal de un animal como muchos otros sonidos de la naturaleza siempre han estado acompañando el camino de los seres humanos. Y antiguamente no fue extraño que quisieran imitarse esos sonidos en alguna nueva creación, tambores, sonajeros, pifilcas, trutrucas u otros instrumentos de viento, pero nuestros antecesores fueron más allá y comprendieron que esas vibraciones sonoras podían fortalecer o debilitar el campo energético. No fue extraño entonces que los chamanes, lo usaran y usen hasta el día de hoy en sus ritos terapéuticos.
A su vez, el hombre moderno sólo a fines del siglo XX fue rescatando desde la siquiatría o sicología la importancia de los sonidos en la recuperación de los pacientes. Una de las pioneras fue Sharry Edwards, quien hizo estudios sobre la relación entre el sonido y el sistema nervioso (la bioacústica), llegando a concretar en Inglaterra una asociación de sonoterapeutas.
Quisimos conocer un poco más de esta terapia y conversamos con una terapeuta holística, quien tras un largo peregrinar de búsqueda y aprendizaje se dio cuenta que el sonido siempre había estado presente en su vida y que llegaba el momento de incorporarlo en sus terapias.

Desde las regresiones a la psicología transpersonal
Ximena Reyes emplea actualmente el nombre Katay, el cual recibió hace un año en una ceremonia chamánica, nunca le había ocurrido sentir en un trance que fuera nombrada…, y el significado le resultó trascendental “la fuerza está en ti”.
Su camino de aprendizaje en terapias y conocimientos alternativos se inició hace más de 25 años, en plena adolescencia. Fue de una forma un tanto azarosa. Luego vendrían las regresiones, el reiki (es maestra), el chamanismo, canalizaciones, mientras formalmente cursaba Psicología en la Escuela de la Universidad Arcis. Luego realizó un postítulo en sicología transpersonal para profundizar en el comportamiento humano.
Hoy, combina las distintas disciplinas que ha ido aprendiendo a lo largo de su vida, pero al comprender la importancia del sonido, de cómo nos afectan las vibraciones, de la clave del espíritu de la naturaleza traspasado a instrumentos, Katay Munay Ki, decidió estudiar y aplicar la sonoterapia en sus pacientes.
«Me titulé el 2005. Cuando empecé a estudiar sicología, siempre pensaba en la línea de terapias complementarias o alternativas, pero en esos años ninguna escuela te daba herramientas o los conocimientos, por lo cual siempre tuve que estudiar paralelamente». 

¿Con qué partiste?
-Me inicié en reiki, hice la maestría, pero yo venía con cierto conocimiento desde muy chica, como a los 15 años aprendí sistemas de hipnosis.

¿Cómo llegaste a eso?
-Por mi papá. Él era cirujano dentista y en su época tomó cursos de hipnosis clínica con el propósito de trabajar con sus pacientes y evitar, en algunos casos, las anestesias, entonces empezó a practicar en mí, yo era su conejillo de indias (risas). Ahí me di cuenta que tenía mucha facilidad para caer en trance, me resultaba muy fácil, y además me gustaba, así es que adquirí también ese conocimiento y lo empecé a practicar, primero en mí y después en otras personas amigas, familia, y así tiempo después llego a las regresiones, leo los libros de Brian Weiss y con la poca información que había en esos años, comienzo a practicar.

Pero cuando partiste con esto, ¿cuáles fueron los efectos que lograbas?
-Lograr que las personas quedaran en un estado de trance, trabajar las áreas más sensitivas, como traer a la memoria el olfato, la audición, vivenciar cosas de niñez, porque salían. Pero hay algo esencial para que esto se comprenda. Yo cuando chica le tenía un pánico a la muerte, que hasta me paralizaba físicamente. Si yo sabía que alguien moría, no podía dormir en las noches, tenía pesadillas, mucho miedo. Entonces me plantié: o me vuelvo loca o enfrento esta situación. Y empecé a investigar, y día a día leía y aprendía más cosas, como vida entre vidas, testimonios de personas que habían muerto y que volvieron, etcétera. Entonces  cuando llego a la hipnosis y después a la técnica de Weiss dije: “parece que no es tan terrible”… Logré eliminar este miedo a la muerte gracias a esta investigación personal y vital que hice. Y hoy no me gusta hablar de muerte, sino de transición, porque es eso, una transición.

¿Cuando hacías las regresiones a otras personas que salían de tu círculo cercano era una sola sesión o había un procedimiento?
-Generalmente surgía dentro de un proceso terapéutico donde yo veía que podía ser de utilidad aplicarlo y yo se lo proponía al paciente, y después trabajábamos la información de la regresión, no era un encuentro de curiosidad para ver qué fui en otra vida, porque es muy importante el tema de la contención del paciente. Esto es una terapia, pues todo lo que nos muestra el inconsciente o lo libera es por algo, y debes ayudar al paciente a procesar dicha experiencia. Me quedé un buen rato en las regresiones, porque en esos años no había mucho conocimiento de otras terapias, y tuve una crisis interna muy importante por las creencias que tenía, porque era bien católica, y este nuevo conocimiento las iba rompiendo. Entonces a partir de eso fui creando una nueva filosofía de vida. Estuve tres años estudiando teosofía, después religiones comparadas y ahí termino mi carrera como sicóloga. Pero soy una persona que siempre está estudiando, aunque previamente tengo que sentir que me resuena.

Sonoterapia
Pasé por varias visiones de mundo y llegué a los ritos chamánicos, participé en talleres de varios tipos y hoy practico el Munay Ki, y lo enseño. Cuando estaba en esto siempre me resonó el tema de los tambores, de la música, y en la práctica con esos instrumentos de origen nativo te van pasando cosas y en esos años lo practicaba, me hacía sentido, pero no tenía los conocimientos teóricos al respecto, me relata Katay. También recuerda que cuando practicó budismo también convivía con el sonido de los mantras y de cómo resonaban en ella, empezaba una vinculación con el sonido como algo terapéutico sin darle nombre de sonoterapia. Sin ser músico, sabía que el sonido siempre estuvo en mí y en todos nosotros. Entonces descubrir que la sonoterapia está en nuestro ADN y descubrir que está en cada cosa que hacemos es maravilloso, afirma.

¿Cómo la defines?
-Es una técnica terapéutica vibracional que trabaja en tus centros energéticos, los chakras, todos. Ahí es donde va a vibrar. Los sonidos generan una frecuencia y una vibración y todo esto resuena en tus cuerpos energéticos y genera movimientos vibratorios, de manera que si hay una desarmonía en alguno de tus cuerpos energéticos, ésta se va a ajustar, se armonizará.

¿Puede ocurrir, por ejemplo, una persona tiene un bloqueo emocional, todo lo resuelve racionalmente, y en una sesión se desborde con el sonido?
-Si ocurren estas manifestaciones quiere decir que está siendo importante, porque esa persona tiene que desbloquearse, pero es fundamental que después de la sesión esté la parte más terapéutica de conversar, contener, revisar lo que pasó y que la persona pueda asimilar la nueva experiencia. Si yo simplemente termino la sesión es una terapia sin la responsabilidad de contención del paciente, ¡por eso es importante tomarse seriamente estas terapias! Yo siempre apelo a que la persona se vaya estable.

¿La sonoterapia afecta a nivel energético y físico?

-Te va a generar una serie de movimientos, y te va a ayudar en el aspecto físico, en cada una de las capas energéticas. Se habla que la sonoterapia va a vibrar hasta 7 cm dentro de tu cuerpo, llega a tus órganos, entonces sí va a afectar tu físico. Eso quiere decir que te remueve todo, cambia la frecuencia a una armonía.
Ahora, dentro de todas las terapias que hacemos es vital comprender que siempre hay una causa, no solo se puede ver el síntoma, ¡necesitamos saber de dónde proviene el síntoma entonces! Así, la sicología la voy a usar para ir a ver cuáles fueron los recuerdos que se liberaron, que fue lo que pasó con el paciente que reaccionó con la sonoterapia, ver cómo es su reacción emocional, donde están sus bloqueos, donde está atrapado. No me ha pasado que alguien se desborde después de una sesión y me diga aparecieron emociones que no puedo soportar, al contrario, tengo ewl caso de una chica de 16 años que venía diagnosticada con depresión. Sentí que tenía que trabajar sólo con sonoterapia, y a la cuarta sesión la niña estaba muy estable, la misma mamá me comentó que el cambio era rápido e impresionante. Y no apliqué otra cosa más que el sonido.

¿Cuál es la frecuencia óptima para estos procesos?
-Una vez a la semana, es una medida un poco convencional, si la persona no responde bien se puede aumentar la frecuencia, pero no es para todos los días porque lo que se trabajó seguirá resonando en el cuerpo, en el campo energético unos tres o cuatro días. No se trata de que en la sesión vibro y después deja de vibrar en la calle, esto continúa, porque lo que va pasando es que estás modificando frecuencias energéticas y se van provocando cambios. Puede ocurrir que en la persona surjan sueños, o puede necesitar botar físicamente a través de lágrimas u otros.

Cuando se hace sonoterapia en grupo ¿el objetivo es distinto?
-Claro, porque cuando se hace en forma individual uno profundiza en el problema del paciente. En el caso grupal, si bien ocurren cosas, va a depender de que grupo sea. Si se realiza en una empresa por ejemplo, no todos tienen el mismo nivel de confianza entre sí, por lo tanto, la persona va a poner una barrera, y en esos casos puede ser más liviano el efecto, pero igual de eficiente.

Y cuando es en grupo ¿se trabaja un tema en particular?
-Como te decía los sonidos trabajan en los distintos centros energéticos y hay ciertos instrumentos que van a trabajar esos chakras. Puede ser que en una empresa necesiten disminuir el estrés, y yo realizo sólo una sesión con el objetivo de lograr que se relajen, o puede ser un taller que sea con objetivos que se pueden ir trabajando, semana a semana, con cada uno de los 7 chakras. Y ahí tienes que emplear la instrumentación adecuada para activar o despertar eso.

Además nosotros tenemos una herramienta natural y muy poderosa como lo es la voz humana, y se dice que ésta es más potente que los instrumentos. Es cosa de pensar que en culturas milenarias como en la India se usaban los mantras para provocar ciertos estados. Entonces, por ejemplo, la vocalización la uso mucho en los talleres, y van sintiendo los distintos estados de conciencia, y siempre les digo: “y esta herramienta la puedes usar en tu casa”.

Me imagino que habrá una explicación o sentido de si el tono es agudo o graves
-Sí, generalmente los sonidos más graves son los que más resuenan y el agudo apuntaría más hacia la cabeza. En las culturales africanas por ejemplo, son más nasales y por tanto, más agudos.

¿Buscando intencionar la conexión con el universo, algo así?
-Exacto, conectarse con el altísimo para que los cuide, los provea. Entonces hay que pensar que todas las culturas ancestrales del mundo tiene su sabiduría y conocimiento que traen a través del sonido. Los tambores se usan milenariamente en un muchas partes del mundo y uno se pregunta, cómo pasó eso si no se conocían entre sí.

¿Cuáles son los instrumentos que se suelen usar?
-Bueno, el tambor, el  didyeridú (instrumento de viento australiano), los sonidos de cuerdas, las liras, las flautas. El sonido de los chas chas, (sonajeros). Hay que comprender que los instrumentos nativos surgieron porque quienes lo crearon tuvieron un contacto con la madre tierra, es decir, alguien rescató el sonido desde la naturaleza, del agua, del viento, de los pájaros, y lo reprodujo en un instrumento.
¿Y el tambor por qué es más emblemático?
-Es uno de los que más se usa, porque si bien los sonidos de viento se emplean desde el quinto chakra hacia arriba, los de cuerda a nivel emocional y los de percusión van más hacia la raíz, el tambor resuena en todos los niveles energéticos. ¡Abarca todo!. Es un poco lo que hacen los cuencos  también. El ser humano toma los sonidos de la Tierra y los toma como instrumento, instrumento para la invocación, para la sanación, para llegar al trance. El tambor es tan potente que por eso lo usan los chamanes de todas partes, y esa pulsación monótona te va a llevar al trance. Algo muy entretenido que ocurre cuando estás haciendo una sonoterapia es que el tambor prácticamente suena solo, es decir, comienzas a usarlo y el sonido va cambiando y no es que tú digas: ahora haré otra pulsación, toma su propio –ritmo.

¿Tú te has hecho tus propios instrumentos?
-Dentro de la práctica de formación estaba hacer los propios instrumentos, lo que es muy potente porque se genera la conexión con esa madera que tú tallaste, o con el tambor, agradecer el cuero del animal, el sacrificio, se respeta y se agradece. Siempre se les agradece a los elementos, pues cada uno de los instrumentos canalizan un espíritu, con mucho respeto y amor por lo que dan.

¿Qué características tienen los cuencos?
-Hay dos cuencos los tibetanos y los de cuarzo. Los tibetanos están hechos con siete metales, aunque ahora se dice que son cinco, porque no tienen ni oro ni plata, y los de cuarzo, que se masificaron y son modernos. Estos surgieron de de una casualidad, tengo entendido que fue un operario de una empresa que descubrió el sonido de estos cuencos porque eran unas cápsulas para transportar piezas de computación, y se quebró uno y esta persona lo pasa a llevar y suena, empezó a tocarlo y se dio cuenta que provocaban un sonido maravilloso.

¿En el cuenco hay definiciones de tonos?
-Tiene sus propias notas, en el entendido de que nuestros chakras resuenan con una nota en especial, por lo tanto, si yo toco un cuenco en Do, voy a resonar en el chakra que corresponda. Ahora bien, no hay un acuerdo teórico en esta materia, algunos dicen que la escala de notas parte desde el chakra raíz hacia arriba y otros que tienen un orden distinto.

Más información en +569  92846887 y Centro So Hum

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