Editorial: El año de la transformación
Cómo no valorar lo que ha sido este año, cómo no tomar el peso a que todo lo vivido quedará en nuestras retinas por siempre.
Cómo no valorar lo que ha sido este año, cómo no tomar el peso a que todo lo vivido quedará en nuestras retinas por siempre.
En este artículo la autora nos presenta un interesante recorrido sobre los puntos de vista, juicios, prejuicios y conciencia del mundo intangible y real de los espíritus.
Cuánto de lo que vemos es realmente lo que vemos, cuanto de realidad es verdadero o soy yo.
La paciencia, la autovigilancia y la fe son los ingredientes para sortear este gran ciclo de transformación de paradigmas.
Certera en sus apreciaciones, oportuna en sus letras, la escritora chilena Isabel Allende acaba de publicar su último libro «Mujeres del alma mía». Mirada Maga pudo participar en su conferencia mundial en formato on line.
«De alguna manera, la fe se instala en el cuerpo físico y es muy probable que sea en el peso que reciben los pies».
El ser humano sólo es capaz de razonar hace 15.000 años atrás, sólo ahí puede preguntarse por la existencia de Dios. Sin embargo, el Universo existiría hace 13.700 millones de años. ¿Cómo interpretamos esta realidad?
No pocas personas han considerado que el hacerse cargo de la realidad es controlar la realidad. Hacerse cargo es escuchar la voz profunda y aplicar en Tierra la concreción, la flexibilidad o la espera.
Muchos imaginaron que la inteligencia artificial se traduciría en robots para puestos de trabajo, la medicina, uso doméstico. Una caricatura que esconde el escenario en el cual hoy está la humanidad, donde «nos atrapan» para consumir sin darnos cuenta.
La evolución del concepto de familia en la naturaleza animal y en la evolución del Homo sapiens, y el rol de la mujer.
El juego como condición humana desde su naturaleza se acerca al derecho angelical, porque todo aquello que brinda alegría en el fervor volitivo es angélico.
Reflexión en tiempos de pandemia, abrirse a los cambios y transformaciones, soltando el miedo a perder. Otra historia es posible, si la permites. También puedes elegir quedarte afirmando al plasma-TV.
«Somos seres cósmicos y terrestres. Nuestra vida es solariana. Nuestra existencia se forja gracias al sol. Y en la actualidad estamos recibiendo fotones de luz solar en masa. Plasma solar con códigos, frecuencias y vibraciones más altas que obligan al cuerpo celular a adaptarse para soportar y sobrevivir. El trabajo con y en el templo interno es fundamental. Y no hablo de la búsqueda cliché de hacernos más o menos espirituales».
Un sencillo y claro recorrido de cómo científicos que miraban los cielos, e intentaban traducirlo, fueron censurados y autocensurados trastocando la claridad de la información hasta llegar a un punto en que unos se centraron en el universo entero y otros en cómo los astros pueden afectar a la humanidad.
Cómo ser conscientes de nuestra energía, cómo cuidarnos, protegernos y transformar nuestra mirada.
La transcomunicación instrumental es una experiencia que existe hace unos doscientos años, y sin embargo, siempre queda atrapada en la nube del terror y el miedo. Existen experiencias amorosas y esclarecedoras que nos permiten ver más allá.
Varias generaciones, por décadas, se han preparado para la llegada de la era de Acuario. Muchos con un trabajo consciente y meticuloso en convicción y frecuencia. A esas personas solían llamarles brujos o desadaptados. Son aquellos quienes sostendrán los cambios planetarios en la actualidad.
Pensar a la naturaleza como un ser vivo de derecho independiente del ser humano, pensarnos a nosotros como parte de ella y no ella a nuestro servicio. Cambio de paradigma, de mirada que nos permitirá integrar el cambio que hoy muchos intuyen.
«Chile despertó» gritamos por este lado desde octubre, pero el planeta entero debía despertar y muchos, muchos lo han podido hacer en estas semanas. ¿Cómo? desde el dolor, desde el miedo, desde la incomodidad, pero ¡¿cómo esperábamos despertar si cuando fue amablemente nunca escuchamos el aullido de la tierra?
«Sólo esa noche fueron diferentes a la gente común. Buscaron
refugio en el árbol de la vida, bajo una lluvia de esperanza. La
lectura cobijó sus corazones sin perder de vista la voz del silencio. Los ecos del pasado se disiparon y solo una nube de luz llegó a sus mentes» (Sandricuentos 515, 5/2/20).