Por Valeria Solís T.
Periodista, escritora, Terapeuta
Directora de Mirada Maga

Junto al actor Alvaro Escobar en la obra «Visitando al Señor Green», Teatro de la Aurora.

El domingo 19 de marzo fue un impacto para el mundo del teatro y el arte en Chile tras la sorpresiva muerte del actor y dirigente Edgardo Bruna (8 de febrero 1947 – 19 de marzo 2017). Un infarto pondría fin a una historia llena de pasiones, de humor, de altura de miras, de solidaridad, de familia. Conocido por protagonizar una serie de personajes en varias producciones dramáticas de cine y televisión, pocos sabían la inquietud permanente que tuvo por defender los derechos de sus pares durante los rodajes de las mismas producciones, llegando a ser Presidente del Sindicato de Actores y Director del consejo de Chileactores.
Titulado de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, Bruna tuvo grandes maestros del teatro nacional como Patricio Bunster, Eugenio Guzmán, Agustín Siré, después se iría a Estados Unidos a perfeccionarse en arte dramático, y regresa a Chile con la asunción de Salvador Allende al poder. Tras el golpe militar se radicó en México y a mediados de los ’80 reapareció en la televisión abierta en una teleserie emblemática «Los Títeres» escrita por el dramaturgo Sergio Vodanovic y protagonizada por Claudia Digirólamo y Gloria Munchmayer. Sin embargo, la larga estadía la tuvo en TVN donde permaneció durante 15 años seguidos. A los 70 años, dejaría huellas no sólo ahí, sino también en más de 15 producciones cinematógráficas.

Junto a la actriz Loreto Valenzuela en una de sus últimas producciones de televisión abierta

Como directora de Revista Mirada Maga no puedo más que homenajear a quien conocí y compartí en diversas actividades del mundo artístico, con una entrevista que le hice en 2011 para ser publicada en ese minuto en un revista especializada de arte y cultura, donde escribía, pero que no fue posible de concretar tras ser tildada de «muy sindicalista» y poco artística. Pues bien, así era Edgardo, artista, pero sindicalista de corazón, buen compañero de labores y amigo, por eso no puedo guardar más en el escritorio esta conversación que nunca fue dada a conocer hasta ahora.

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Bruna parece cansado, pero basta que hable de sus proyectos teatrales y de su permanente defensa de los derechos de los artistas para encenderse de entusiasmo. En efecto, actualmente dirige una nueva versión de la aclamada obra Art, que se estrena próximamente en la nueva sala San Ginés, (Juan Pablo Sáez, Andrés Velasco y Nicolás Saavedra). Primera vez que se reúnen estos tres actores en las tablas y Edgardo Bruna aprovecha de darle una mirada distinta a la propuesta escénica: “es una obra con una tremenda actualidad desde el punto de vista de la exploración profunda, con humor en términos de lo que son las relaciones de amistad entre grupos de hombres que ya están abordando los 40 años. Para mí es bastante particular la obra, creo que hay una cierta doble sexualidad latente, que es una de las cosas que ha salido naturalmente a flote durante la actuación. Es una obra que se sustenta única y exclusivamente en la actuación, vale decir, se requiere de un trabajo de joyería con los actores, porque es de una exigencia actoral ¡brutal!”.

Reunión de artistas de la UNA, 2010

Anteriormente vimos a Bruna como el coronel Pickering en el musical “My fair Lady”, un género que por cuarta vez experimenta y que le fascina, según sus palabras, porque aprovecha de “canturrear, actuar y bailar”. Y mientras me cuenta sobre esto de inmediato reflexiona: “uno se pregunta, ¿cómo en Chile cada semana hay grupos musicales, compañías y la gente se está gastando 17 ó 30 lucas en un espectáculo? ¡todo está lleno! Y eso no guarda relación con lo que está ocurriendo en el país desde el punto de vista de los salarios”.
Hasta el 2009 fue parte del elenco estable de las teleseries de TVN, pero con “la crisis de Wall street”, dice irónicamente, tuvo que dejar el canal. También ha participado en los proyectos audiovisuales con fondos bicentenarios y en cine lo vimos hace dos años en la cinta “Teresa” de la directora Tatiana Gaviola y pronto lo veremos en el largometraje “La lección de piano” del director Pablo Perelman.
Dice disfrutar todos los géneros, porque el lenguaje de la actuación es el mismo y lo que cambia sólo son los formatos. No ocurre lo mismo siendo dirigente, donde la razón y el criterio deben primar por sobre la pasión, aclara. En este ámbito siendo uno de los consejeros de la Sociedad de gestión de derechos de autor Chileactores, pasó a integrar la recién creada Unión Nacional de Artistas y en menos de un año ya era su Presidente. “Hay 11 organizaciones representadas en la directiva que a su vez eligen a 3, que serían el Presidente y dos vicepresidentes –aclara de inmediato- Fernanda García, Presidenta del sindicato de actores y el cineasta Silvio Caiozzi que viene de la plataforma audiovisual”.

¿Con qué propuestas de la UNA te encontraste al integrar este nuevo referente?

De joven fue también músico junto a Pedro Messone

-En realidad el que empuja la creación de la UNA fue Fernando Ubiergo cuando estaba en la SCD, porque de pronto nos damos cuenta de que era y es necesario tener una voz que fuera más allá de las asociaciones gremiales o sociedades de gestión, porque ahí tenías la camisa de fuerza de que esas instituciones tienen ciertos límites técnicamente y no pueden meterse dentro de un ámbito político más amplio, por lo tanto, había una necesidad de que existiera una expresión más abarcadora, que tuviera que ver más con la contingencia nacional de la política.

Cuando nace la UNA el objetivo era que los proveedores de Internet pagaran por los derechos de autor en virtud de que no se podía cobrar individualmente y que fue un tema que fracasó ¿Después cuál fue la nueva misión de UNA?
-Eso es cierto y lo hicimos poniéndonos en contacto directo con el ámbito político, fundamentalmente con el Congreso, porque es allí donde hay que llegar y la UNA es el órgano más adecuado para llevar las inquietudes y, por último, que obligue a que éstas sean escuchadas. En ese sentido se declara que aspiramos a un trato justo como artista y eso que tiene que ver con la institucionalidad, con el estado jurídico, con la legalidad.

¿Hoy ampliaron la representaciones artísticas?
-Son las sociedades de gestión, pero la idea es ser más integradora entonces empezamos a abrir el espectro y hoy tenemos 14 asociaciones como la Apech, la Sech, Arte contemporáneo asociado, cortometrajistas, folcloristas, danza, la asociación de directores y guionistas, la plataforma audiovisual. Afortunadamente como hemos estado en todas las luchas, de pronto la UNA se ha empezado a transformar en un referente y eso es una gran responsabilidad. Hoy estamos todavía en formación, en el tema de los estatutos, darle una personalidad jurídica que funcione como una suerte de asociación gremial.

Ustedes se reunieron en una gran jornada en diciembre de 2010 y establecieron 5 grandes prioridades 2011 al 2016 ¿Por qué asumieron ese plazo?
-Porque son los períodos del Gobierno que está planteada por la administración anterior des 5 años, que fue 2005 al 2010, y ahora el Consejo (Nacional de la Cultura) está planteando la del 2011 al 2015. En esa jornada que se llamó “Soy artista” salieron 40 puntos, de los cuales se seleccionaron los más urgentes y los más abarcables en un plazo más corto y nosotros le propusimos a Luciano, con quien hemos tenido una fluida relación, que se incorporara dentro de esa política pública, y ahora hay que ver cómo se materializa o no.

¿Cuál es tu diagnóstico de lo que ha pasado con la cultura en los últimos 20 años?

-Para mí hay un tema de fondo, durante los últimos 20 años desgraciadamente hemos sufrido de una sordera progresiva respecto del tramo ciudadano y por tanto de la participación ciudadana. Primero la dictadura por 17 años, nos dejó a todos asustados; el miedo quedó en el hipotálamo del chileno, después llega la Concertación y resulta que se trataba de mediar todo. La participación ciudadanía fue mediada, silenciada, no escuchada y de a poco se empieza a producir este tremendo divorcio entre los políticos y la ciudadanía. La gente en todo el mundo se cabreó y el chileno medio se fue a la cresta, entonces la gran lucha de hoy es recuperar esa participación. Para mí es crucial en el tema de la cultura, la participación. Y si no somos escuchados tenemos que patear las puertas, aunque creo que eso no será necesario…Hoy la gente ya no quiere más y ya no cree en nada. Como UNA golpearemos todas las puertas necesarias.

Entiendo que sobre la televisión digital también tienen una participación
-Existe la mesa ciudadana conformada por ongs, Fucatel, Colegio de Periodistas, actores. Estuvimos dos años trabajando seriamente sobre la televisión digital, se presentaron todas nuestras reflexiones y proposiciones, pero ninguna fue tomada en cuenta. Y ahora, alguien del Ministerio de transporte y telecomunicaciones dijo «parece que hay que escuchar». Lo más importante que he escuchado es que los servicios de cable tienen una pelea a muerte con la televisión abierta (ANATEL), porque éstos le quieren cobrar por propiedad intelectual, porque dicen que son dueños de sus señales y contenidos, pero al mismo tiempo ¡niegan el pago a los actores!, la verdad es que me parece que es de un carepalismo, ¡sin lugar a dudas! ¡Piden cobrar por propiedad intelectual y los artistas no existen señores!

De los cinco puntos planteados, cuáles son los más urgentes para la UNA
-El respeto a las leyes que protegen los derechos de los artistas. En la medida que partes aceptando que hay un ordenamiento jurídico y esas leyes no se respetan…Hay dos leyes cruciales que son fundamentales para el desarrollo en tranquilidad y justicia de tu trabajo como artista para que sea un aporte al país. Que los canales cumplan con la ley 20.243 por el pago de la comunicación pública de los actores y si logramos que la ley 19.889 que es la ley de los trabajadores del arte habremos dado un paso importante. En la actualidad trabajas sin un contrato que sea legal. Tengo que tener la tranquilidad como actor de que aunque trabaje 3 días yo no voy a perder ninguno de esos derechos.

¿Pero por qué esta discusión está centrada en el Congreso?
-En este momento está centrado en el Congreso, porque la ley laboral necesita cambios en artículos fundamentales. Propiciamos que se reformen varias cosas que tengan un carácter irrevocable de cumplimiento y respeto. La única forma que tenemos para protegernos son las leyes y no la buena voluntad. Hemos encontrado una buena recepción, y es delicado porque no queremos que se partidice. Es un tema transversal. Nos interesa como prioridad generar un marco jurídico institucional potente. Hoy estamos propiciando como proyecto de ley de televisión digital y el tema de las concesiones, por ejemplo, que se le quite una concesión a aquel particular o con personalidad jurídica que no respete las leyes que protegen al artista, como la ley 19.889, la 17.337 (de propiedad intelectual) y la ley 20.243 (de comunicación pública de los actores). En la medida que se respeten estas 3 leyes, podemos trabajar con tranquilidad.

¿Qué posición tiene la UNA sobre las industrias culturales?
-No nos hemos detenido en eso, pero lo que nosotros tenemos que hacer es elaborar una propuesta concreta de manera que las industrias culturales no sólo tengan que ver con lo que son los créditos, sino cómo generas redes a lo largo del país; una intención planteada desde el periodo de Urrutia. Cómo ligas toda la infraestructura, cómo la fortaleces de manera que se generen los espacios necesarios para que circule el producto cultural tanto en el país como en el extranjero. Lo que ves hoy es un panorama disperso y que entiendo que es difícil de empezar a articular, pero es la única forma efectiva.

A principio de los ’90 junto a la actriz Coca Guazzini

¿Pero no crees Edgardo que en la medida de que se fortalezcan las industrias no sólo se genera desarrollo cultural sino también empleo?
-Es bueno lo que mencionas, porque creo que tenemos un atraso en ese sentido. El otro día lo hablábamos con la gente de la plataforma audiovisual y decíamos “nosotros estamos cometiendo un error. Hablamos de cultura, pero también tenemos que transformarnos en números para que la gente entienda” ¿Cuánta gente trabaja en un audiovisual?¿Cuánto significa en términos de capitales, en distribución, en términos de retorno? Y te encuentras con que ese sector audiovisual fácilmente le da trabajo a 2.500 personas y después viene la venta. Pero dónde está el vehículo para que yo lo emita, lo transmita. Volvemos al tema de la red, cómo articulamos esa infraestructura, programación. Entonces es necesario que haya una política estatal que articule y genere de manera organizada y permita el desarrollo de las industrias.

¿Cuál es tu principal aspiración lograda en estos dos años en que presidirás la UNA?
-Si lográramos que el respeto y las modificaciones que son necesarias a estas leyes que te hablé y se generen los mecanismos que permitan que haya una fiscalización potente para sancionar, porque no hay otra forma en esta sociedad democrática, si eso lo logramos, me sentiría satisfechísimo, porque significaría que lo que pase más adelante va a caminar por terrenos muchos más sólidos y con una proyección mayor.
Lo que hay que entender es que esto no es sólo para los artistas, porque significará mayor creatividad, mayor y mejor cultura para el país. Ser realmente un verdadero aporte para tu país, porque si aquí naciste, aquí te criaste, ¡aquí es donde puedes aportar!

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