Valeria Solís T.
Directora Mirada Maga

Estaba en Estación Central, en Santiago de Chile, esperando que llegara el tren para ir a mi casa. Veo a un haitiano vendiendo bebidas con agua normal y sin gas, apenas lo decía en chileno. Dimensioné lo valiente que fue en cambiar de país, en dejar su entorno en busca de un mundo mejor. Chile, hasta hace un par de semanas era un faro de oportunidades, era una lucecita de oportunidades para muchos. Alguien hizo muy bien el trabajo de marketing.
¿Qué había en este país que, seguro, es la historia de muchos países hispanoamericanos?, un lugar donde emprender, con justicia, con criterio, un lugar con oportunidades. Pero así como fuimos por muchas décadas un faro en medio del mar, aparentemente calmo, de un día para otro se transformó en un grito lleno de dolor. Un grito ahogado de miles de personas que se cansaron de aceptar una realidad que jamás vio a seres humanos, sino a números, clientes, usuarios…
Chile, mi país, puede transformarse en una tremenda lección. Este dolor ahogado, cabizbajo por el miedo a perder el lugar, el puesto, el trabajo, el estatus, despertó en octubre y se dio cuenta que esa normalidad no era algo sano, la vida no era normal mientras negabas tu calidad de ser, negabas tu dignidad, negabas tu existencia.
Ha sido doloroso, y esto que sea una lección para nosotros y los testigos…, porque es imposible avanzar por mucho tiempo negando nuestra existencia, negando nuestros sueños, negando nuestras posibilidades, porque no se puede avanzar creyendo que el miedo era el atajo para callarse, que el miedo era el límite para aceptar y resignarse. Y eso, no tiene nada que ver con vivir.
Como país, como comunidad dentro del planeta, insisto tenemos una tremenda oportunidad: la era de acuario nos llama hace años a buscar alternativas posibles, donde podamos comprender que somos seres con derecho a existir, al igual que nuestro medio ambiente, asfixiado por el abuso, que nuestros animales, asfixiados por nuestra ignorancia, a nuestro entorno, asfixiado por conceptos que nada tienen que ver con nuestra evolución: competir con el otro, creer que mi estatus o dinero me hace superior al otro.
Chile, está siendo una oportunidad para todos, los que estamos dentro y que debemos ser sabios y creativos para transformar nuestro escenario desde la conciencia, desde el amor, desde el legitimo otro, y para el mundo: al decirle jamás, jamás ni el estatus ni el dinero fueron el camino para el bienestar humano. Nuestra fuerza está en la unión, la solidaridad, ahí jamás cabrá el abuso entre uno y otro, ni la colusión, ni la mafia, ni la delincuencia ni la muerte…., porque sólo en un escenario de conciencia podrás comprender que al dañar a otro, te sacas un pedazo de tu alma.
Personalmente, me siento convulsionada al ver los muertos y heridos de este proceso, no lo puedo aceptar, es mi límite, niños y jóvenes han sido heridos o muertos, no lo tolero. Pero trascendiendo a ese dolor que me embarga y tomo todas mis herramientas para dar lo mejor de mí. Esa dinámica, multiplicada por mil, transforma la realidad. Te invito a eso, a ampliar la mirada, a hacer tu camino, integrar tu aprendizaje y ser tu mism@, ser leal a tu alma. Otro mundo nacerá y te doy firmado que ahí, sólo ahí estarás en el país de todas las oportunidades.

L@s abrazo

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