Por Valeria Solís T.
Periodista, escritora, terapeuta energética Adaba
Directora Mirada Maga

Estamos en 2018, y la forma de mirar la realidad ha cambiado vertiginosamente en los últimos años, por una parte se ha desplegado la reivindicación de derechos connaturales como el respeto y dignidad para los migrantes, para las mujeres, para la Tierra, nuestro propio hogar; se han removido conciencias de generaciones acostumbradas «a que la vida es así», «las cosas son así», «siempre ha sido así», pero nada de esto ha sido fácil y hoy vivimos una pugna energética donde los que no quieren que las cosas cambien luchan para seguir en la ceguera que quita el aliento, mientras otros buscan respirar y hacer realidad un gran cambio. Se habla de despertar la conciencia, pero ¿qué significa realmente eso? A veces nos mareamos en el cliché, sin distinguir la profundidad de lo que implica tomar conciencia de estar vivos, de vivir, de estar en comunidad, de ser parte de un Todo. Y me pregunto ¿cómo llegamos a olvidarnos que somos parte de un único planeta que sólo regala diversidad a través de sus aguas, de su suelo, de su aire, de sus cuerpos? ¿En qué minuto nos disgregamos o disociamos todas nuestras virtudes como especie y olvidamos que somos mente, cuerpo, espíritu, emociones, que somos magos?

Mientras nos reconozcamos individualmente como ese Todo maravilloso que posee  diversos medios para vincularnos con nuestro entorno como el razonamiento, los sentimientos, la intuición y nuestro cuerpo podremos entender, tomar conciencia, despertar nuestra conciencia a mirar al otro como un ser digno de respeto, ese otro humano que está queriendo crecer igual que uno, a un animal, vegetal, a la tierra misma. Porque si hay algo en lo que ha ganado el paradigma materialista, es a hacernos creer que este cuento de estar vivo se trata de que un día «aparecimos» y nuestro desarrollo se trata de la lucha donde gana el más fuerte, alejándonos de lo que realmente vinimos a hacer a esta vida, que es vivir en comunidad y crecer como individuos y como sociedad.

Llegará un día, un día que quizá nunca existió antes, en que sea absolutamente natural respetarnos entre géneros, entre niños, adultos y ancianos, entre especies, y sólo nos quedará en ese minuto de paz poder seguir creando realidades, ser magos y magas de nuestras realidades. La paz de estar vivo y de vivir está muy lejos del estarse quieto, es el piso, el piso para crear y seguir creciendo como humanidad.

Podemos enfrentar este desafío con entusiasmo, con un cierto nerviosismo en las costillas, ¡Ey! nos queda tanto por hacer y puede ser tan hermosamente bello, ¿por qué? Porque comprenderemos el privilegio de vivir, aquí y ahora, vivir masticando cada segundo, respirar cada segundo.

Elegí esta imagen que tomé hace un mes en una galería de arte en una villa medieval de la rivera francesa, porque además de su belleza impactante me muestra, nos muestra, que tenemos un cristal en las manos, nuestra propia vida, personal y colectiva. Mirémosla, démosle el lugar que se merece.

Que tengan un hermoso mes de Julio magos y magas.

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