Por Valeria Solís T.
Directora Mirada Maga

Recuerdo que la última ceremonia que tuve en la maloka estaba guiada por 7 chamanes, hombres y mujeres shipibos. Era la segunda vez que viajaba al amazonas peruano, me internaba por Pucallpa hasta san Francisco, cerca de río Ucayali. Pero en esa ceremonia en particular tuve un información muy particular, era menos personal que las anteriores, implicaba comprender algo más allá. Me transformaba en una hoja de ayahuasca, veía en mi cuerpo con detalle su textura. Al darme cuenta de esta comunión y tomar conciencia que yo también podía ser una hoja, me mostraban el micromundo de la naturaleza y veía como la energía se movía y brillaba en la vegetación al igual como yo lo sentía con las personas y animales. Comprendía con una gran pena y dolor, que hasta ese minuto en que me mostraban ese micromundo natural, yo no era consciente que la energía viva estaba impregnada en todas las cosas. Eso ocurrió el 2013.
Hace unas semanas, con los incendios intencionales en el Amazonas y un actuar negligente de las autoridades sentí una angustia tremenda, un dolor e impotencia tremendas. Los medios de comunicación masiva daban cuenta que se quemaban los pulmones del planeta, yo en cambio recordaba esa ceremonia y veía que moría vida concreta, la vida de ecosistemas, la vida de micromundos, animales, plantas, arboles, personas…y yo no podía hacer nada.
En la misma semana, fuimos testigos que Greta, la joven sueca, la niña que vino a gritar a los adultos basta de tanta indolencia, había llegado a Nueva York en su velero sin contaminar las aguas ni el aire o al menos, en su mínima expresión.
Uní en mi corazón estos dos hechos y tomé el peso de lo que era la era de acuario, logré dimensionar cómo las estructuras se van disolviendo, nada puede ser vivido o experimentado como antes, la ignorancia ya se vuelve sinónimo de indolencia, de falta grave…vimos cómo los seres elementales de la naturaleza se sacrificaban una vez más para que los humanos que aún no despiertan, lo hagan, rompan su barrera del individualismo, salgan de su zona de confort, su falta de sentido de comunidad…, pero al mismo tiempo en el corazón del poder depredador llegaba una chiquita y se reunía con otras jovencitas inspiradas y movilizadas por ella para decir: queremos el planeta hoy y lo queremos fuerte, sano, limpio, queremos vida….Algo cambió en agosto, hubo un gran llamado de atención en todos los sentidos, ¿qué lugar ocuparás desde ahora?

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