Por Valeria Solís T.
Terapeuta energética Adaba. Escritora. Periodista UDP
Directora Mirada Maga Ediciones. IG @MiradaMaga

Muchas veces el arte no sólo es reflejo de las propias e íntimas experiencias del artista, sino en muchos casos es la mirada sobre el entorno, sobre los otros, la historia, la contingencia, el andar de los tiempos. Así el arte se transforma en un espejo que puede reflejarse en cualquier lugar, a cualquier hora, ante cualquier persona. El artista Andrés Gutiérrez Darat (actor, bailarín y coreógrafo) es de los convencidos del poder que tiene la creatividad artística para interpelar al otro, y lo concreta, a ratos, de una manera sublime. He aquí su historia:
Desde el año 1999 se fue especializando en el mundo y la técnica de la danza Butoh (se inicia como profesor de este arte en el Teatro Novedades) siendo asistente por muchos años de una de las caras visibles de este arte escénico, Carla Lobos. Hace 11 años creó la compañía de Danza-Teatro Bayku, a través de la cual despliega parte de la estética clásica del Butoh, parte, porque la fuerza creativa nace de la propia inspiración del director; como el ritmo y la velocidad que rescata en la música para transformar el texto en movimiento. Sin duda, uno de las más atractivas compañías de espectáculo que existe en nuestro país y que ha tenido la oportunidad de recorrer algunos países latinoamericanos.

SONY DSC

La obra «Pasaje al Gen» se estrena en 2013 en el entonces Teatro Alcalá. Al movimiento y sonido, se suman imágenes audiovisuales.

«Mi historia parte en el colegio  Notredam, donde tuve teatro desde cuarto a octavo básico como parte del ramo de castellano, y era con nota, entonces eso significó preparar prácticamente todos los meses una obra distinta y desarrollarla con mis compañeros, y por otro lado, tenía una vinculación muy fuerte por el deporte, el atletismo, la gimnasia olímpica. Entonces por un lado tenía el teatro que era mi gran amor y por otro lado lo físico, y luego también lo comunicacional porque fui parte de un diario, incluso en ese momentos pensaba que iba a ser periodista, nunca actor, pero me di cuenta que mi visión era mostrar lo que podía representar. Ahí parte todo el juego.

¿En ese minuto pensabas ser actor?
-Cuando llego a la enseñanza media me di cuenta que lo mío era el teatro, pero cuando entro a estudiar teatro lo hice en el Teatro Facetas, de Fernando Rojas, duré un poco más de un año, no aguanté porque eran clases en la noche, entonces me decidí a hacer un break y hacer otra cosa que me gustaba, vincularme con la naturaleza.

¿Y qué hiciste?
-Estudié técnico agrícola y me fui a Pirque, andaba con el pelo larguísimo, con jardinera y a pata pelada todo el día. Viví una experiencia muy linda, pero me di cuenta que no podía ver cine, ni teleserie, ni gente actuando y ahí dije ¡no! y me fui al Valle de Elqui, y una chica me muestra un folleto de una escuela nueva que se iba a abrir en el Teatro Novedades. Yo dije: vanguardia, under, ¡vamos! Llegué atrasado a la audición, veo a Lucho Arenas y Hernán Vallejos y me hacen pasar a un teatro gigante, y se sientan en quinta fila, y yo solo ahí en el escenario. Ahí partí,  y tuve un gran maestro, Gastón Baltra.

andres 2¿Pero la formación era más informal?
-Duraba dos años, estaba Sergio Madrid en dramaturgia, Hernán Vallejo en actuación, Yáñez en canto. Esa escuela duró sólo esos dos años, pero dejaron su marca, las clases de la historia del teatro las tuve en un camarín, ¡estudié en un teatro!. A poco andar mi mente creativa empezó a desplegarse, y por ejemplo todos los trabajos de expresión corporal de mis compañeros los hacía yo, no a mucha gente del teatro le gusta la parte corporal. Ahí conozco a Gastón Baltra y aprendo que la danza se puede mezclar con el teatro, entonces empiezo a cachar la danza-teatro y digo ¡esto es!

¿Y cómo se entiende la danza teatro en ese contexto?
-Me di cuenta que el verbo se podía conectar con el cuerpo y no con la palabra.

¿En qué se puede diferenciar de una historia relatada a través de un ballet clásico?
-El ballet tiene técnica y forma, y dentro de eso, se repite una misma estructura, la danza-teatro se presta para presentar una historia de una manera abstracta, y en ese sentido podría tener que ver con la danza contemporánea, pero éste no se hace cargo de una historia, la danza-teatro sí te cuenta una historia, pero sin texto, con el cuerpo. Puede tener un mensaje, una denuncia y lo más importante para que se desarrolle una dramaturgia es que tiene que tener un conflicto.

UN APRENDIZAJE EN EL GRAN CIRCO TEATRO DE ANDRÉS PÉREZ 

Bailarín chileno, ex preso político. Fue parte del elenco del Ballet de Praga.

Gastón Baltra: Bailarín chileno, ex preso político. Fue parte del elenco del Ballet de Praga.

¿Cómo vas dándole forma a tu opción por la danza teatro?
-Gastón Baltra estaba trabajando con Andrés Pavez, y un día él va al teatro, yo no cachaba quién era, me dicen teatro callejero, me suena, pero bueno, llegó buscando actores para una obra que se llamaba «Lautaro, la epopeya del pueblo mapuche» de Isidora Aguirre, la nena, su amiga, y me audiciona y quedé trabajando en la obra. Ahí hay un antes y un después, porque siendo estudiante entré a un elenco profesional al tiro. Y no sólo me deja de actor, sino que me deja de bailarín, ¡actor y bailarín! fue un cambio en mi vida de la noche a la mañana. Estrenamos en el Museo de Historia Natural (Plaza de Armas), y tuve mi primera experiencia de un Pasacalle también, y ahí me conoce Andrés Pérez y parte otra historia.

¿Con Pavez alcanzas a hacer sólo esa obra?
-Sí, porque me fui con Andrés Pérez, era justo la época…de su último año y medio de vida.

¿Cuando presentó La Huida?
-Sí. En esa época Andrés siempre se movía de un lado a otro (para buscar lugares donde instalarse), y lo sacaban con su compañía, hasta que un día llegó a unas bodegas increíbles donde funcionaban los ferrocarriles y un día Pavez nos dice que Andrés Pérez necesitaba ayuda para limpiar el lugar y dijimos ¡vamos! Andrés Pérez tenía toda esa onda de la familia del teatro, de influencia de Arianne Mnouschkine (fundadora del Teatre du Soleil, Francia). Ahí entiendo lo que era la familia en el teatro y comprendo lo que realmente era una compañía en el teatro.Cuando es hora de almuerzo nos juntamos todos, pero cuando no, todos trabajan en lo suyo. Entendí lo que era trabajar realmente en una compañía de teatro, la importancia del diseñador, de un utilero, de un escenógrafo, de un iluminador. En esa época estaba Iván Álvarez, la Mariana Muñoz, súper chicos, con una obra que se llamaba «Nemesio Pelao». Y bueno yo ayudaba a limpiar.


-Un día me dicen, «gato, límpiate esa micro» y claro, Andrés me vio limpiando la micro, y en la noche armaba choripanes (para el público), tenía como cuatro parrillas, parecía DJ de choripanes (risas) y después me pide que sea boletero.

¿Esa micro que limpiaste es la clásica que conocimos de la compañía Gran Circo Teatro?
-Sí, ésa es. Y bueno empezaron a pasar cosas dentro de ese lugar y un día Andrés me dice que si me cortaba el pelo podía reemplazar a Iván Álvarez en «La Huida», y ahí yo tomo el personaje. Usaba el pelo muy largo, tenía una trenza gigante, porque ya bailaba Butoh. Fui a la peluquería francesa y pedí que me cortaron el pelo como de los años ´20. Llego donde Andrés y me dice ¡perfecto! y ahí participé haciendo toda una intervención corpórea, al final de la obra se representaba cómo lanzaban los hombres al mar , y yo relataba eso desde la danza aérea. Hice acciones corporales durante toda la obra, ¡fue súper bonito! Y después de eso formo parte de «El principito» y nos pegamos muchas itinerancias internacionales.

Andrés Gutiérrez como parte del elenco de "La huida", el último montaje de Andrés Pérez.

Andrés Gutiérrez como parte del elenco de «La huida», el último montaje de Andrés Pérez.

¿La primera obra de Bayku surge en esa época?

-Sí, cuando estaba en boletería. Un día me llama Andrés para saber cómo estaba la venta de entradas, y yo le digo si le podía leer la obra que estaba escribiendo, y en ese sentido, fue como mi papá, aunque él siempre me decía «¡no soy tu papá, gato, no soy tu papá!» (risas). Pasa el tiempo y estábamos en Córdoba, y un día en el camarín nos dice que no podrá dirigir nunca más ni actuar más, y que ésa era la última vez que iba a estar arriba de un escenario. ¡No sabíamos que tenía Sida! Nadie sabía…Yo me voy a quedar con un recuerdo que ocurrió en La Rioja, terminábamos la función de El Principito, me tocaba a mí hacerlo, porque nos turnábamos con Iván y Mariana, y en esa función me saqué los zapatos. Pérez nunca me había visto desde fuera de la escena, termina la función y él me mira con los ojos brillosos y me dice «gato, allá venden pan con salame, que es el pan que a ti te gusta». Eso fue como un «te lo mereces, anda a comer lo que más te gusta». cuando llegamos a Santiago internaron a Andrés en el hospital y muere al mes. Ese mismo año, yo monto mi primer espectáculo de Butoh.

EL UNIVERSO BUTOH

El Butoh es la gestualidad del dolor, del horror, que nace en Japón después de la Segunda Guerra Mundial, Kazuo Onho y Tatsumi Hijikata, los creadores, proponen el despliegue de movimientos lentos, a veces fuertes, cuerpos desarticulados y una gestualidad grotesca, cuerpos casi desnudos y rostros blanquecinos.

quinta estacion estrenada en octubre el casa victor jara, la cisterna

La última obra creada por Andrés Gutiérrez es «Quinta Estación» estrenada en octubre pasado.

¿Cómo surge tu interés por el Butoh?
-A partir de Gastón Baltra conozco a Carla Lobos (es la pionera, a mediados de los ´90 trajo desde Alemania esta propuesta artística), soy parte de ese linaje…, por eso al final de cada espectáculo y en el país en que he estado siempre la nombro, hablo de mi maestra de butoh y de mi maestro de yoga, porque fueron vitales para mí, uno no puede ser tan descortés y olvidarse de quienes fueron tus maestros. Y bueno, conocí a finales de los años 90 a Carla, una mujer pelada, flaca, no sabía lo que hacía, en esa época en Chile, el butoh no lo conocían, y me meto a su taller, y veo en la audición que todos hacían acrobacias, invertidas, desarrollando un cuerpo que yo no tenía en esa época. Y cambió mi vida, porque con el Butoh no he parado, ya son 17 años.

¿Qué es para ti el Butoh, qué significa si paralelamente estabas haciendo teatro, qué te cautivó?
(interrumpe el sonido del celular, era Carla Lobos, risas).
-Hice clases y talleres gratuitos, porque así uno aprende mucho también, y después formo mi compañía Bayku, y lo hago con el propósito de que seamos como una familia, estos 12 años de existencia te podría decir, que son casi los mismos los que han estado a mi lado. 5 bailarines, además de técnicos, iluminador que para nosotros es muy importante y es bueno tener al mismo iluminador porque ya nos conoce de hecho ha viajado con nosotros afuera y estuvo en Quinta Estación (su último montaje estrenado en octubre).

¿Pero volvamos atrás, qué es lo que te cautivó del Butoh?
-El entrenamiento, la forma de entrenar, encuentro todo ahí para después poder ponerlo en una obra. Cuando empecé con estos talles de Carla, yo no sabía a lo que iba, no sabía que había que maquillarse de blanco, no sabía que tenía un origen japonés, nada, entonces descubrí una técnica, un lenguaje, donde sentí que era lo que había buscado toda mi vida. Cuando hago mi primera obra «la flor del agua» en la ex Oz yo dije que es esto, ¡todos estos tipos pelados, el movimiento oh! nunca más paré y me dediqué a formar o crear mi propio sello de Butoh.

¿Y en qué se diferencia el Butoh tradicional al que propones tú?
-Es que hay un butoh de Japón, y yo soy chileno, mis antepasados son los toquis, no son los emperadores; vengo de un país largo, con muchas etnias y una riqueza folclórica impresionante, donde también hay dolor y desgarro, y ahí se conecta el Butoh. Además, cada obra de la compañía tiene un sello particular, de un mensaje en particular.

¿Cómo armaste la compañía?

–El primer intérprete que llegó, Juan lagos, era alumno mío en el Teatro Novedades, y él compartía mi visión y la necesidad de hacer una compañía. Antes yo había trabajado con otra compañía de Butoh que hoy está en México, pero tuve una mala experiencia, y con todo ese dolor que se provocó escribí una historia donde el protagonista es un niño que entraba a la luz y sólo podía respirar a través de la luz («Bay, el emperador de los mil vientos») . En el fondo, creo la compañía con la necesidad de limpiar mi corazón y entendiendo que el arte sí es algo bueno. Después conozco a Marco Marcelo, que era del taller de la Carla. En ese mismo taller había una chica diseñadora que tenía una tienda toda glam en Lastarria y no sabía ni coser, y yo le digo que ella podría hacer los vestuarios, ella me dice que no, pero yo le dije «haz vestuario», y levantó el vestuario de la primera obra. Nos fue increíble.

"Bay, el emperador de los mil vientos" es la primera obra de la compañía.

«Bay, el emperador de los mil vientos» es la primera obra de la compañía.

¿En qué lugares podían mostrar las obras?
-En 2004 ya se estaba abriendo la cosa para el Butoh. Al principio, era más elitista, pero lo bueno es que nos fue muy bien con la primera obra que montamos, ganamos muchos premios, con el Dirac pudimos ir fuera de Chile, nos ganamos los premios de los nuevos directores de la Universidad de Chile, cinco premios ahí. Estuvimos en cuatro festivales internacionales de danza contemporánea, ¡y yo venía del teatro!, pero siempre con mucho respeto a los bailarines. Siempre decía: mi visión es desde el teatro, es crear una puesta en escena, y creo que eso ha generado la diferencia con el trabajo de otras compañías de danza contemporánea, porque lo mío es desde la dramaturgia del actor.

¿Cómo elaboras esa dramaturgia si no hay palabras?
-Siempre parto de una poesía, luego surge un cuento y después una estructura dramática. Entonces separo, como se hace en el cine, el storyboard, diseño cuadro por cuadro, y en cada uno cuadro pongo vestuario, color, olor, todo lo simbólico que me va llenando, y después de eso, empiezo a generar la música, y cuando tengo más o menos la música vuelvo a lo que había escrito y reestructuro lo escrito, ahí recién se los paso a los bailarines.

Escena de «Quinta Estación». Créditos: Lori Zarricueta.

No hay nada al azar…
-No, no, porque yo soy actor, es importante un guión. Si no tengo un guión no puedo expresarme en el escenario. En este caso, como soy un actor que trabaja con la música, es el guión de la música el que me hace hablar; cada sonido de la música es algo que quiere decir el cuerpo. Uno de los últimos trabajos que hicimos, «Semilla de luz», no fue exactamente una obra, sino que junté coreografías antiguas con coreografías nuevas, era más bien una performance, era un lazo entre una obra que se llamaba «Pasaje al gen» y «Quinta Estación»., y en esa oportunidad hubo personas que nos dijeron: eso no es butoh, y yo dije «nopo, eso es Bayku 2014», y es lo que estamos buscando.

Todas tus obras tienen un mensaje en particular también…
-Claro, responde a mi necesidad de expresar, por ejemplo cuando levanté «Semilla de luz» fue porque vi mucha maldad; el año pasado fue como terrorífico para todo el mundo, fue denso, y la obra sé que a muchos les sirvió. Nos pegamos una gira por Colombia, en distintos lugares de Medellín, fue precioso. Todas las obras responden a una temática, después de la primera obra, yo asumo el cargo de director y coreógrafo de la compañía de danza de Balmaceda Arte Joven, donde estuve tres años, y se me ocurre hacer algo referente a lo que estábamos viviendo como compañía, y propongo hacer algo sobre el calentamiento global y nace «El refugio de kaman», después quería hacer algo sobre el amor, lo comento en Balmaceda y el director de expresión me pasa el libro sobre la historia de La Tirana que era una historia de amor, y yo no sabía ¡que era de amor! y ahí y nace «La diosa del Tamarugal» para eso armé un elenco de Balmaceda.  En ese tiempo con Bayku estábamos haciendo sólo performance y decidimos remontar lo que había hecho con Balmaceda, pedí permiso, siempre he estado apoyado por ellos, y funcionó la reposición, fuimos a festivales y después se me ocurrió el origen y la historia de Rómulo y Remo, pero nos damos cuenta que al final estábamos hablando del genotipo del ser humano, y dije, ¡esto se llama pasaje al gen!, la reestructuré y sumé imágenes audiovisuales, y se desarrolló de una manera bellísima. Con esa obra fuimos a Venezuela y Colombia.

semilla de luz, lori Zarricueta

En 2014, la compañía Bayku muestra una performance llamada «Semilla de Luz», con el propósito de ayudar a conectar con la luz en medio de tanta oscuridad contigente. Con la obra hicieron una exitosa gira en Colombia. Créditos: Lori Zarricueta.

¡Cuál es el sello que le ha puesto Andrés Gutiérrez al Butoh?
-La vida de un artista evoluciona tanto…, hace unos años te hubiera hablado de la luz. Yo tomo del butoh el sentido estético, hay compañías que les resulta importante hacerlo tal cual lo dice la tradición japonesa, con un movimiento determinado, el estar desnudos, lo respeto con mucho amor, pero en mi caso, yo siempre voy a tener un tema, y la necesidad de hablar de un por qué, quizá hablar sobre un cuento infantil o sobre el calentamiento global,o  la luz del ser humano. Ahora con «Quinta Estación» por ejemplo, busco que el espectador se reencuentro con sus recuerdos, con su historia, con sus emociones a través de las estaciones del año.

¿Qué significa Quinta Estación?
-Es todo lo que nos rodea, transmite la idea de que se respete a la naturaleza, al ser vivo, porque yo recuerdo que cuando era niño, la primavera era primavera; el invierno era invierno, ¡y mira cómo estamos! Mi necesidad (artística) es hacer entender que tenemos que cambiar, y si el espectador siente una emoción con una estación que bueno, porque la idea es que la estaciones vivan por siempre, que la tierra se respete por siempre.

Video Promocional de la obra «Pasaje al Gen» estrenada en 2012 en el entonces Teatro Alcalá:

Reseña de la Compañía Bayku:
BAYKU es: «La energía de Ku» (Bay: significa en Balines «energía» /Ku: Es el nombre del protagonista de la primera obra de la compañía «Bay, el Emperador de los mil vientos»). Es el virtuosismo de un nuevo lenguaje de danza, un lenguaje mágico, poético, lleno de vida, donde por medio del despliegue del cuerpo se relatan historias y viajes del ser humano. Se impone así, el sello de la magia, la emotividad del cuerpo, la expresión de sentimientos y sensaciones. Fue en abril del 2004 cuando se reúne todo el elenco para montar la primera obra creada por su fundador: “Bay, el emperador de los mil vientos”, que se estrenaría en agosto de ese año en el anfiteatro del Museo de Bellas Artes como parte del Festival “Multideseos”. Sus siguientes montajes: “El refugio de Kaman” (2007), En 2009 estrenan la obra “La Diosa del Tamarugal” con funciones en “earthdance conexión”, “Festival Bajo Cero”, “V Encuentro Universitario de Danza” de Balmaceda Arte Joven y en 2010 tendría una temporada en el Teatro Camilo Henríquez. Ese mismo año se gestaba un nuevo montaje “Pasaje al gen” cuyo pre estreno fue en el “V Festival Internacional de teatro Enitbar”, de Barranquilla, Colombia. Dicha obra tendría una larga temporada en el Teatro Alcalá durante el 2012, la cual, tras la buena recepción del público, fue prontamente acompañada de la reposición de “La Diosa del Tamarugal”. Durante el 2013 “Pasaje al Gen” participa en el “Festival Internacional de Teatro y Danza Fintdaz” (Iquique) y en el “Festival de obras de pequeño formato”. “Quinta estación” estrenada en octubre de 2015. Paralelamente a la creación de nuevos montajes, la compañía presenta hasta el día de hoy diversas performance creadas por Gutiérrez Darat (entre las que destaca un tributo a Pink Floyd, “Camino a sohuelu”, participación en “Love parade”, “Earthdance”, “Urbandance”), en 2014 presentan «Semilla de luz» y en octubre de 2015 la obra «Quinta Estación».

Abrir chat
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?