Por Álvaro Santi
Tarólogo y escritor. Autor de «La Lengua del Inconsciente» 

Hace unos cinco años atrás tuve la oportunidad de visitar la casa de una mujer de unos 50 años que experimentaba sensaciones desagradables sobre todo durante la noche, cuando intentaba dormir. Su relato incluía ruidos, visiones de sombras y corporales, como si algo rozara y hasta presionara sus extremidades. También me contó que en una oportunidad se cerró de golpe una puerta del dormitorio que se encontraba junto al suyo.
Como hacía cuatro años había padecido un cuadro depresivo superado gracias a un tratamiento médico y psicológico, volvió donde su psiquiatra para ser nuevamente evaluada, sin embargo en esta oportunidad no tuvo diagnóstico de depresión. Las pruebas salieron negativas excepto por un estrés moderado para lo cual se le prescribió un fármaco. Como ella se sentía bien, pero los fenómenos continuaban decidió recurrir a mí.
El día que la visité recorrí toda su casa, como suelo hacerlo cuando voy por primera vez a un lugar con carga energética. Solicité información psíquica y obtuve una energía negativa proveniente de la familia de mi clienta. Sentí que se trataba de una mujer y le pregunté si una familiar suya había vivido en esa casa. Ella respondió que no. En esa casa había vivido ella desde que tenía 30 años y durante un año le pasó un dormitorio a un sobrino que se había trasladado a Santiago a estudiar. Es decir, nada que realmente tuviera conexión con la información que yo había recibido.
Recorrí por segunda vez su casa y de pronto, cuando volví a su dormitorio, tuve que detenerme debido a la inquietud que me produjo un ropero de madera antiguo que allí había. Me acerqué y junto con sentir una energía que chocaba con la mía, un cambio de temperatura brusco enfrió el lugar. Le consulté sobre la procedencia del mueble. Se trataba de un ropero heredado de sus padres. Lo abrió. Me mostró los espejos que tenía en el interior de cada puerta. Me contó que ella, cuando niña, jugaba con sus hermanas a la escondida, dentro de ese mueble y que, mientras esperaba que la descubrieran alcanzaba a ver imágenes difusas en movimiento gracias al efecto que se producía cuando se cerraban las puertas y entraba solo un hilo de luz. Mientras me relataba esas historias infantiles yo seguía experimentando una energía de rechazo que provenía del interior del mueble.
Después de eso nos sentamos en el living para que yo pudiera realizar una psicografía. La información que obtuve se refería a un objeto que le había pertenecido a una mujer de la familia de mi clienta y que se mantenía oculto dentro de la casa. Como la única energía perturbadora surgía del ropero le pedí a mi clienta que regresáramos a su dormitorio porque había un objeto oculto que alteraba la armonía de toda la casa. Al comentarle lo anterior ella reaccionó abriendo sus ojos y tapándose la boca con una mano. Yo sé a lo que te refieres, me dijo, ven que tengo que mostrarte algo. Fuimos a su dormitorio, abrió el mueble y sacó desde el fondo un objeto envuelto en un paño rojo. Se trataba de una muñeca antigua de losa. Cuando la vi sentí una presión en la parte posterior de mis ojos, como una cefalea aguda y bastante intensa. Mi clienta me contó la historia de esa muñeca.
La dueña de ese desafortunado objeto se trataba de una tía abuela de ella. Una mujer que solía celebrar sesiones de espiritismo en su casa. Aunque era un rumor familiar que en esa casa los muebles cambiaban de posición sin que nadie los tocara, a mi clienta eso le parecía que se trataba de inventos de las personas que habían asistido a invocar seres desencarnados. Cuando ella era niña solía visitar esa casa e incluso en más de una oportunidad había pasado la noche ahí sin experimentar nada fuera de lo normal. Además, esa muñeca era su favorita de un grupo de muchas otras que se encontraban en una de las habitaciones de esa casa. Cuando su tía abuela murió ella se quedó con esa muñeca. Después de escuchar con atención su relato y en ese mismo lugar llevé a cabo un ritual para liberar a la muñeca de esa carga negativa. ¿El resultado? La actividad paranormal fue cesando poco a poco hasta que no volvió a ocurrir nada más.

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